El Juego de Poder en el Índico: India, China y el Futuro de Sri Lanka

Una mirada analítica a la creciente competencia entre Nueva Delhi y Pekín por la influencia en la isla estratégica del océano Índico

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Por décadas, Sri Lanka ha sido una pieza clave en el tablero geopolítico del Sur de Asia. Hoy, inmersa en una crisis económica profunda y con una deuda externa asfixiante, la isla se convierte una vez más en punto de disputa entre dos gigantes de la región: India y China.

La visita de Modi: una declaración política

El primer ministro indio, Narendra Modi, inició el viernes una visita de dos días a Sri Lanka, en la que se propone firmar varios acuerdos de cooperación en energía y defensa. Esta es la primera visita oficial de un mandatario extranjero desde que Anura Kumara Dissanayake asumiera la presidencia de Sri Lanka en septiembre de 2024.

Además de las reuniones bilaterales, Modi participará virtualmente en la inauguración de una planta solar de 120 megavatios en la región este de la isla. Este acto no es solo protocolar. Se trata de un gesto audaz que reafirma la intención de India de afianzar su presencia estratégica en una nación históricamente dentro de su esfera de influencia, que hoy lidia con una creciente presencia china debido a su deuda externa.

¿Por qué es tan importante Sri Lanka?

Sri Lanka se sitúa en una de las rutas marítimas más transitadas del planeta, conectando Asia con Europa y África. El control o influencia en puertos como el de Colombo o Hambantota puede traducirse en una ventaja comercial y estratégica determinante.

China comprendió esto hace más de una década e incluyó a Sri Lanka en su ambicioso proyecto de infraestructura global conocido como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative). Como resultado, Beijing otorgó préstamos multimillonarios para el desarrollo de megaproyectos, muchos de los cuales no generaron los retornos esperados y terminaron hundiendo a Sri Lanka en una espiral de deuda.

Del glamour al colapso: el caso Hambantota

Uno de los ejemplos más simbólicos de la influencia china en Sri Lanka es el Puerto de Hambantota. Inaugurado en 2010 con financiación china, el puerto se construyó en la ciudad natal del entonces presidente Mahinda Rajapaksa y fue concebido como un futuro hub comercial.

No obstante, al no generar los ingresos esperados para pagar los préstamos, fue entregado a una empresa estatal china en concesión por 99 años en 2017, provocando alarma internacional y generando acusaciones de diplomacia de la trampa de la deuda.

Sri Lanka y la crisis económica: el punto de quiebre

La pandemia de COVID-19, el colapso del turismo tras los ataques terroristas de 2019 y años de mala gestión económica llevaron al país a declarar la bancarrota en abril de 2022. Con una deuda superior a 83 mil millones de dólares y reservas internacionales en niveles críticos, Sri Lanka solicitó ayuda urgente al Fondo Monetario Internacional (FMI).

El FMI aprobó en 2023 un paquete de rescate por 2.900 millones de dólares, obligando al gobierno de Dissanayake a iniciar un complicado proceso de reestructuración de deuda. El objetivo: obtener hasta 17 mil millones de dólares en alivio de servicio de deuda. Aquí es donde el rol de India se vuelve crucial, ya que ofrece ayuda sin el modelo de endeudamiento opaco que se ha observado en algunos créditos chinos.

India juega su carta energética y geopolítica

India ha evitado la trampa china con otro enfoque. Durante la crisis de 2022, India proporcionó ayuda inmediata en forma de alimentos, combustible y medicinas. Ahora apuesta por proyectos sostenibles como la planta solar anunciada durante la visita de Modi. Este movimiento está en línea con los objetivos de Sri Lanka de reducir su dependencia de los combustibles fósiles.

La energía renovable se perfila como una solución estratégica tanto para el desarrollo económico como para disminuir la necesidad de importaciones costosas. No es casualidad que este proyecto se ubique en el este del país, una región donde China también ha manifestado interés en inversiones portuarias.

China no retrocede

Pese a los esfuerzos de India de reforzar lazos, China sigue siendo un jugador clave. Aunque su imagen se ha visto deteriorada por los términos onerosos de sus préstamos, el país asiático ha mantenido su influencia principalmente gracias al rol clave que juega en la reestructuración de la deuda. Según datos del Ministerio de Finanzas de Sri Lanka, más del 50% de la deuda externa es con acreedores extranjeros, y una parte significativa está en manos de bancos estatales chinos.

Beijing también ha continuado con proyectos de infraestructura, aunque en menor escala, y mantiene inversiones como el proyecto Port City Colombo, una mini ciudad financiera considerada como zona económica exclusiva construida sobre tierra ganada al mar.

Una nueva era diplomática bajo Dissanayake

Con la llegada al poder del presidente Anura Kumara Dissanayake, el país ha tratado de equilibrar las relaciones, buscando no generar conflictos innecesarios ni con India ni con China. No obstante, su acercamiento a Nueva Delhi y su confianza en el FMI parecen marcar una ligera inclinación hacia Occidente y hacia su vecino del norte.

En declaraciones recientes, Dissanayake enfatizó que “Sri Lanka debe evitar depender excesivamente de un solo socio económico. La diversificación de nuestras asociaciones es fundamental para nuestra soberanía y recuperación”.

¿Rivalidad o convivencia estratégica?

Lo que está en juego en Sri Lanka no es sólo su recuperación económica, sino el modelo de desarrollo que adoptará: uno basado en la transparencia, sostenibilidad y diversificación (como pretende India), o uno centrado en infraestructura masiva y préstamos rápidos pero con escasa planificación a largo plazo (como ha sido el enfoque chino).

Ambos países también compiten por influencia en organismos regionales como la Asociación para la Cooperación Regional del Sur de Asia (SAARC) y las iniciativas del Océano Índico. Sri Lanka, en el corazón del Índico, es la joya de esa corona.

La visión de los expertos

Según Indrani Bagchi, directora del think tank Ananta Aspen Centre, “Sri Lanka representa hoy el microcosmos de la lucha por el dominio geoeconómico del sur de Asia, una batalla que se definirá no sólo por la diplomacia, sino por los proyectos tangibles que mejoren la vida de su población”.

También, Ravindra Samaraweera, analista político esrilanqués, afirma que “India está jugando el juego más sabio esta vez. En lugar de competir con grandes préstamos, ofrece proyectos que generan valor a largo plazo, algo que los ciudadanos apreciarán más”.

¿Qué sigue para Sri Lanka?

En los próximos meses, el enfoque del gobierno será consolidar acuerdos internacionales que apoyen el plan de recuperación trazado con el FMI, reconstruir su industria turística y reducir el déficit energético. La planta solar impulsada por India será clave como primera muestra de este nuevo enfoque.

Mientras tanto, China probablemente mantendrá su presencia con un bajo perfil pero con la mirada aún puesta en el control estratégico de rutas comerciales.

Un nuevo eje en el sur de Asia

Lo que sucede en Colombo es el reflejo de una tendencia global: países medianos atrapados en el fuego cruzado de las grandes potencias. Pero esta vez, Sri Lanka parece dispuesta a tomar decisiones con más prudencia y autonomía.

Si logra maniobrar entre India y China sin perder su soberanía y aprovechando lo mejor de ambos mundos, quizá se convierta en un ejemplo regional de resiliencia, diplomacia y reforma.

Como diría un proverbio cingalés: “No puedes evitar que el elefante entre, pero puedes hacer que no derrumbe tu casa”. Hoy, Sri Lanka intenta exactamente eso.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press