Texas en crisis hídrica: ¿Estamos a tiempo para salvar el agua?
Con pérdidas millonarias, sequías cada vez más severas y una infraestructura desgastada, Texas enfrenta una urgencia sin precedentes por asegurar su abastecimiento de agua. Exploramos las soluciones en juego y los desafíos que enfrenta el estado.
Una tormenta perfecta de sequía, demanda y negligencia
Texas, el segundo estado más grande de Estados Unidos tanto por superficie como por población, enfrenta un desafío crítico: quedarse sin agua. La combinación de un crecimiento poblacional acelerado, un cambio climático que intensifica las sequías, y una infraestructura hídrica anticuada y rota ha puesto al estado en una encrucijada. A medida que aumentan las necesidades de agua para uso doméstico, agrícola e industrial, las soluciones deben llegar rápido y bien dirigidas.
Para el año 2070, se espera que Texas necesite 7.7 millones de acres-pies adicionales de agua al año si no se implementan nuevas estrategias, según la Texas Water Development Board. Esto equivale a aproximadamente 9.5 billones de litros de agua adicionales cada año.
Conservación: El primer escalón que siempre se subestima
Como primera línea de defensa, los expertos coinciden: la conservación del agua debe ser la prioridad. No solo es la opción más económica, sino también la más inmediata. Se trata de modificar conductas, reparar fugas menores, instalar dispositivos eficientes, y fomentar la responsabilidad ciudadana.
Un ejemplo exitoso se encuentra en El Paso, donde desde los años 90 opera un programa de reembolsos por inodoros eficientes. Los hogares que cambian inodoros antiguos (que consumen hasta 6 galones por descarga) por modelos de 1.28 galones reciben un reembolso de $50. A la fecha, se han otorgado 54,000 reembolsos.
“La conservación es a menudo subutilizada debido a la necesidad de cambios de comportamiento y la falta de cumplimiento regulatorio”, explica Temple McKinnon, directora de planeación de suministro de agua del organismo estatal.
Tuberías viejas, pérdidas nuevas: arreglar la infraestructura
En 2023, las ciudades más grandes de Texas reportaron la pérdida de 88 mil millones de galones de agua, solo por fugas en la red de suministro. Estas cifras representan una tragedia ambiental y económica que exige acción urgente.
El problema central: gran parte de las redes de distribución tienen décadas de antigüedad y escaso mantenimiento debido a presupuestos limitados, especialmente en comunidades rurales.
“La fuente de agua más eficiente es el agua que ya tenemos”, afirma John Dupnik, subdirector de la Junta de Agua de Texas.
Expertos estiman que el costo total de modernizar la infraestructura hídrica del estado se acerca a los $154 mil millones para 2050.
Desalinización: hacer del mar una fuente potable
Una opción que toma cada vez más protagonismo es la desalinización, el proceso de remover sal del agua de mar o agua subterránea salobre. Texas tiene acceso tanto al golfo como a acuíferos salobres, una oportunidad única para ampliar su seguridad hídrica.
La ciudad de Corpus Christi ya planea plantas de desalinización de agua de mar, mientras que El Paso opera la Kay Bailey Hutchison Desalination Plant, la planta de desalinización interior más grande del mundo. Esta planta purifica 27.5 millones de galones diarios de agua del acuífero Hueco Bolson.
Pero el proceso no es sencillo: requiere gran cantidad de energía y enfrenta retos ambientales, especialmente por la gestión del residuo salino (salmuera).
“Siempre el problema regresa al manejo del residuo concentrado”, señala Art Ruiz, exgerente de la planta de El Paso.
Reutilización de aguas residuales: de la alcantarilla al grifo
La reutilización del agua —o agua reciclada— representa otro enfoque sostenible. Aquí, el agua tratada de plantas residuales es purificada nuevamente para uso industrial, agrícola o incluso consumo humano directo.
El Pure Water Center de El Paso, que ya está en construcción, será la primera planta de reutilización directa en EE.UU. al operar en 2028 con 10 millones de galones diarios.
San Antonio, por su parte, usa agua reciclada para irrigar campos de golf, plantas industriales, parques y mantener viva su famosa River Walk.
Almacenamiento subterráneo: bancos de agua bajo tierra
Almacenar el excedente de agua en acuíferos durante épocas húmedas para su uso en periodos de sequía es una técnica llamada aquifer storage and recovery.
San Antonio ya almacena agua del acuífero Edwards en el acuífero Carrizo, y El Paso hace lo mismo con el Hueco Bolson. Este método evita la evaporación y garantiza reserva de emergencia. Sin embargo, requiere condiciones geológicas específicas que no abundan en todo el estado.
Una innovación interesante es el uso de lagos playa (playa lakes), depresiones naturales en regiones áridas que colectan agua cuando llueve. Se estima que cada cuatro acres recargan un acre-pie de agua al año, equivalente a 326,000 galones. La organización Ducks Unlimited trabaja con el estado para preservar estas zonas y optimizar su capacidad de filtrar y recargar acuíferos naturalmente.
Captación de lluvia: aprovechar cada gota
Si bien el clima en Texas es impredecible, capturar la lluvia sigue siendo viable, especialmente en regiones con más precipitación. Desde Buenas Aires hasta Lubbock, distritos de conservación promueven la recolección de lluvia para uso en jardines y ganado.
Por ejemplo, el Distrito de Conservación de Aguas Subterráneas del Alto Llano regaló barriles y cadenas de lluvia a residentes en 2023 y ayudó a implementar proyectos de captación en el Lubbock Memorial Arboretum.
Embalses: ¿solución del pasado o recurso insustituible?
Tras la gran sequía de los años 50, Texas construyó más de 180 embalses. A día de hoy, las barreras legales, ambientales y financieras han hecho más lento el desarrollo de nuevos proyectos.
Aun así, el plan estatal de agua propone 23 nuevos grandes embalses, con leyes que ahora exigen estudios de factibilidad más rigurosos.
“Todo el agua barata ya se usó”, dijo Matt Phillips, subgerente de la Autoridad del Río Brazos. “Cada gota nueva será significativamente más costosa.”
Legisladores como Charles Perry y Cody Harris han impulsado leyes para reactivar la construcción de embalses y promover proyectos interregionales.
Más allá de lo técnico: tomar decisiones acertadas desde hoy
Se estima que implementar los proyectos propuestos costará 80 mil millones de dólares (en dólares de 2018) para 2070. La cantidad es significativa, pero mucho menor que el precio de no tener suficiente agua.
El mensaje de los expertos es claro: ninguna solución es mágica o aislada. La respuesta será un mosaico de estrategias que incluya conservación, infraestructura, tecnología, y una visión de largo plazo.
Texas tiene los recursos, el conocimiento y el tiempo —aunque cada vez menos— para evitar una crisis irreversible. Se trata no solo de gestionar el agua, sino de asegurar el futuro de casi 30 millones de texanos.