La revolución de la música pop en los realities de citas: ¿Por qué ahora todos usan canciones famosas?
De 'Love Is Blind' a 'The Bachelor', los realities de citas están apostando por hits del pop para acompañar el drama, la emoción y... ¿el romance verdadero?
La música en los realities de televisión no es un detalle menor. Desde los primeros compases de una cita nerviosa hasta la llegada gloriosa de una propuesta de matrimonio sorpresa, las canciones que acompañan estos momentos se convierten en parte de la narrativa. En los últimos años, hemos sido testigos de un fenómeno cada vez más marcado: la evolución del soundtrack en los realities románticos.
Programas como “Love Is Blind”, “The Bachelor” o “Love Island USA” han dejado de lado tracks anónimos con licencia económica para abrazar abiertamente himnos pop que todos conocemos. ¿Se trata sólo de un capricho de producción para apelar al público nostálgico? ¿O hay algo más estratégico, emocional y psicológico detrás? Este artículo es una mirada analítica a esta transformación.
Una temporada con sabor musical conocido
La octava temporada de “Love Is Blind” celebró su quinto aniversario con una decisión curiosa, pero efectiva: llenar cada episodio con música pop reconocible para su audiencia. Ahora, momentos clave del show son acompañados por canciones como “Birds of a Feather” de Billie Eilish, “Wrecking Ball” de Miley Cyrus o “Holy” de Justin Bieber. Una playlist emocional diseñada, casi quirúrgicamente, para potenciar la experiencia del espectador.
Chris Coelen, creador del programa y CEO de Kinetic Content, lo explica así: “Las emociones están tan conectadas con ciertas piezas musicales que pueden evocar sentimientos que todos entendemos. Queríamos elevar la experiencia del espectador”.
¿Por qué las canciones famosas funcionan mejor?
El uso de música conocida genera una resonancia inmediata. No hay que construir una atmósfera desde cero: el público reconoce la canción, la emoción ya está cargada en su memoria. Los responsables detrás de estos programas saben que una simple canción puede determinar si un momento se vuelve viral, se convierte en un meme... o en algo más eterno.
Y esta no es una práctica nueva. “The Bachelor”, por ejemplo, ha licenciado música pop durante años. En la temporada más reciente, se destacan canciones de Cardi B, David Guetta, Bad Bunny y hasta los Dropkick Murphys para una escena ambientada en Boston.
“Cada episodio tiene un presupuesto”, explica Jody Friedman, supervisor musical de “The Bachelor”. “Podemos darnos el lujo de usar uno o dos grandes hits por episodio, el resto es música más económica, de librerías o artistas independientes.”
Entre el coste y el impacto
¿Vale la pena gastar más por un “needle drop” memorable? El término needle drop, usado en la industria para referirse a la colocación específica de una canción, puede costar entre $20,000 y $100,000 dólares si se trata de un éxito masivo. Por ello, muchos también recurren a alternativas.
- Covers de canciones: más accesibles y brindan un giro moderno a clásicos del pasado (ej. “Sea of Love” en “The Bachelor”).
- Librerías musicales: catálogos independientes que ofrecen canciones similares al estilo de artistas famosos por costes reducidos.
- Licencias directas desde artistas emergentes o productoras “one stop”, que concentran derechos del máster y de la composición.
La ingeniería emocional de un reality
“Love Island USA” también ha intensificado su apuesta por estos momentos sonoros. La supervisora musical Sara Torres comenta que utilizan canciones más comerciales al principio y al final de la temporada. ¿El objetivo? Impacto instantáneo.
La lógica parece ser sencilla: el espectador conecta con los protagonistas, pero también se siente identificado con la música. Cada nota actúa como un puente emocional.
James Barker, productor ejecutivo del programa, lo resume perfectamente: “Cuando estás de vacaciones con amigos, compartes música. Nosotros queremos recrear eso en la pantalla.”
¿Qué nos dicen estos cambios sobre los realities y su audiencia?
Esta evolución es también un reflejo del cambio en el consumo de medios. La televisión ya no sólo se ve: se escucha y se comparte. Un momento musical efectivo puede hacer que un clip se viralice en TikTok, en Instagram Reels y en Spotify al mismo tiempo. La música actúa, entonces, como una herramienta de marketing orgánico.
Spotify registró un aumento significativo en el número de reproducciones de “Birds of a Feather” después de que apareciera en “Love Is Blind”. Y no es el único caso. Cada canción famosa que forma parte del relato tiene potencial para renovar su ciclo de vida.
¿Una tendencia que llegó para quedarse?
La respuesta de los productores es clara: sí. No sólo seguirán utilizando música comercial, sino que incrementarán su presencia en momentos clave. Además, cada vez más artistas están dispuestos a licenciar sus canciones si eso significa ganar exposición viral.
“Love Is Blind”, según Coelen, continuará por este camino. “The Bachelor” lo ha hecho por años y ahora se une a la corriente actual. ¿Veremos una versión futura donde toda la narración se construya a partir de canciones ya conocidas y no diálogos?
Parece una exageración... pero nunca subestimes el poder de una buena canción, justo en el momento correcto.
Una nueva era para la música y el reality
La convivencia entre el pop mainstream y los realities crea una sinergia emocional poderosa. Desde “I Hope You Dance” de Lee Ann Womack hasta los beats de Karol G, la música no sólo subraya los sentimientos, sino que los construye.
Vivimos en una era en la que la autenticidad emocional se mide también por decibelios. Y mientras el drama del corazón siga latiendo en nuestras pantallas, los himnos conocidos seguirán haciéndonos cantar —y quizás, suspirar— frente al televisor.
La historia de un amor televisado merece su banda sonora. Y si esa banda sonora nos suena familiar, mejor todavía.