El enigma del 'diablo lanudo': cómo una flor desconocida revolucionó la botánica de Texas
Un hallazgo accidental en el Parque Nacional Big Bend despierta entusiasmo científico global
En marzo de 2024, en un rincón remoto del oeste de Texas, dos excursionistas toparon con una flor que cambiaría para siempre la percepción que se tenía sobre el conocimiento botánico en Estados Unidos. Este pequeño hallazgo, surgido de la casualidad y la curiosidad, despertó una verdadera revolución científica. Está claro: la naturaleza aún guarda secretos fascinantes, incluso en zonas ampliamente estudiadas.
Una caminata que escondía un secreto milenario
Deb Manley, una voluntaria del Parque Nacional Big Bend, y una guardabosques no identificada realizaban una caminata habitual por una zona remota del parque. Mientras avanzaban por el terreno desértico, notaron un parche de flores diminutas, cada una del tamaño de una moneda de 25 centavos. Con hojas velludas, pétalos con líneas púrpuras y detalles amarillos brillantes, las flores eran tan peculiares que decidieron fotografiarlas, sin imaginar lo que acababan de descubrir.
La flor desconocida que causó sensación
Al regresar de la caminata, Manley intentó identificar la planta, sin éxito. Entonces, cargó las imágenes en iNaturalist, una plataforma científica comunitaria. Pronto, su publicación desató un revuelo entre botánicos y biólogos de todo el país. Ningún experto podía identificar la planta con certeza, y algunos comenzaron a sospechar que se trataba no solo de una nueva especie sino de un nuevo género.
Un nuevo género en la familia de los girasoles
Isaac Lichter Marck, investigador de la California Academy of Sciences, fue uno de los primeros en estudiar el suceso con rigor científico. Tras analizar muestras enviadas desde el parque y secuenciar el ADN de la flor, se confirmó que lo que habían hallado era efectivamente un nuevo género y especie perteneciente a la familia Asteraceae, la misma de los girasoles y las margaritas. El equipo decidió bautizarla Ovicula biradiata.
El nombre es ingeniosamente descriptivo: ‘Ovicula’ significa ‘ovejita’, haciendo alusión a los pelillos característicos que cubren sus hojas, y ‘biradiata’ hace referencia a sus pétalos de dos tonalidades simétricas o bi-radiadas.
¿Qué sabemos sobre el diablo lanudo?
Hasta ahora, se ha aprendido poco sobre el ciclo de vida del diablo lanudo —nombre popular que ha recibido por su aspecto ‘peludo y curioso’—. El descubrimiento ocurrió justo antes de que las plantas comenzaran a marchitarse debido a la sequía persistente en la región. Sin embargo, recientes lluvias alimentan las esperanzas de que la flor vuelva a brotar en las próximas semanas.
“Tenemos muchas preguntas: ¿cuándo germina exactamente? ¿De qué depende su polinización? ¿Cuál es su rango geográfico? ¿Está en peligro de extinción?”, explicó Carolyn Whiting, botánica del parque, en declaraciones recogidas por medios locales.
¿Qué implica el hallazgo de Ovicula biradiata?
El descubrimiento ilustra varias cuestiones relevantes para la ciencia y la conservación ambiental:
- La importancia de áreas remotas: Big Bend es una de las zonas más estudiadas en EE.UU., y aún así produjo una sorpresa de esta magnitud. Esto sugiere que otras regiones aisladas podría guardar secretos similares.
- Implicaciones evolutivas: Siendo un nuevo género, esta planta podría ofrecer pistas sobre la evolución de las Asteraceae en climas extremos y su adaptación a sequías prolongadas.
- El valor de la ciencia ciudadana: Sin la curiosidad y disposición de Deb Manley a investigar y compartir con la comunidad, el hallazgo quizás nunca habría llegado a oídos de investigadores profesionales.
Una flor y muchas preguntas pendientes
El equipo del herbario de la Universidad Estatal de Sul Ross, encabezado por el doctor A. Michael Powell, espera poder recolectar más muestras vivas en los próximos meses. La lluvia caía con fuerza sobre el parque recientemente, dejando abierta la posibilidad de una nueva floración. Según Kelsey Wogan, responsable del laboratorio ambiental de la institución, se han establecido planes para estudiar su dispersión geográfica.
“Este descubrimiento nos recuerda que todavía hay cosas nuevas por descubrir”, señaló Wogan. “Y lo más importante: subraya lo importante que es estar atentos y no dar por conocido todo lo que vemos en la naturaleza”.
¿Cómo se descubre una flor nueva en tiempos de satélites y apps?
Hoy, con millones de datos geolocalizados, imágenes satelitales y registros botánicos digitalizados, parecería improbable toparse con algo desconocido. Pero el caso de Ovicula biradiata muestra que aún hay ‘puntos ciegos’. Las flores eran pequeñas, brotan sólo por un corto periodo y viven en un entorno extremadamente difícil de acceder. Todo esto las hacía pasar desapercibidas, incluso para expertos.
La ciencia botánica se enfrenta al reto de reinterpretar lo que creía conocer. En países como Estados Unidos, donde casi cada centímetro cuadrado está cartografiado y muchas zonas protegidas han sido estudiadas por décadas, es especialmente sorprendente hallar una especie nueva. Un fenómeno similar ocurrió en 2015 en Japón, cuando investigadores encontraron una orquídea completamente nueva creciendo en los jardines públicos de Tokio: Spiranthes hachijoensis.
Futuro y conservación del Ovicula biradiata
Los científicos están trabajando en varios frentes:
- Recolección y germinación: Se busca reproducirla en laboratorio para entender su ciclo vital completo.
- Estudios de polinización: Se desconoce aún cuál es su agente polinizador. ¿Serán insectos específicos del desierto de Chihuahua?
- Estadísticas de población: No se sabe cuántos ejemplares existen ni en qué otras partes podrían encontrarse.
- Clasificación como especie en peligro: Si su población es limitada o su floración depende de condiciones excepcionales, podría considerarse para protección federal.
Un sistema tan frágil también puede ser vulnerable al cambio climático. Las temperaturas crecientes y la alteración en los patrones de lluvias podrían amenazar este nuevo tesoro botánico.
La ciencia detrás del asombro
Editada y examinada por varios botánicos, la investigación se ha convertido en ejemplo de colaboración interdisciplinaria. La secuenciación de ADN fue clave para identificarla como un nuevo género. Según datos del Real Jardín Botánico de Kew, cada año se descubren entre 1.900 y 2.100 nuevas plantas, muchas de ellas igualmente pequeñas o discretas.
No obstante, encontrar y confirmar un nuevo género es un evento mucho más raro. En 2020, por ejemplo, se identificaron solamente 18 nuevos géneros en todo el mundo.
¿Qué sigue ahora?
Como suele pasar con los mayores descubrimientos botánicos, el hallazgo de Ovicula biradiata apenas marca el inicio de una larga investigación. Quizás en cinco años se descubran propiedades medicinales en la planta. O tal vez se determine que tiene una interacción simbiótica con hongos o bacterias específicos. Incluso si nada más ocurre, su existencia ya es una pieza clave en la biodiversidad de la región.
Y para los amantes de la naturaleza y los exploradores —aficionados o profesionales— el mensaje es claro: aún quedan páginas por escribir en el gran libro de la biología.