El auge del transporte sostenible ante el retroceso de políticas federales
Varios estados de EE.UU. toman la iniciativa en proyectos ecológicos ante la falta de apoyo del gobierno federal
El freno a las infraestructuras sostenibles
Recientemente, la administración de Donald Trump detuvo la financiación federal para carriles de bicicletas, lo que generó preocupación entre activistas del transporte sostenible. Este retroceso en políticas ambientales ha empujado a estados como California, Illinois, Maryland, Michigan, Minnesota, Nueva York y Pensilvania a unirse en una iniciativa llamada Clean Rides Network, con el fin de desarrollar infraestructura de transporte ecológico sin depender del gobierno federal.
Según Justin Balik, director de programas estatales en Evergreen Action, esta situación ha impulsado a los departamentos estatales de transporte a convertirse en el nuevo frente de la lucha climática: “Estos son cambios que de todas maneras necesitamos hacer, pero ahora son más urgentes que nunca”.
El modelo de Colorado: una inspiración para otros estados
Colorado ha emergido como un modelo a seguir dentro de Clean Rides Network. En 2021, el gobernador Jared Polis implementó una norma que exige que cualquier proyecto vial que aumente el tráfico vehicular deba incluir un proyecto que compense su impacto ambiental. Esta política llevó a la cancelación de dos importantes expansiones de autopistas, desviando los fondos hacia la expansión del servicio de autobuses interurbanos.
Este enfoque ha demostrado ser exitoso. En Denver, por ejemplo, el financiamiento de la infraestructura bipartidista de $150 millones permitió la construcción de una línea de autobuses de tránsito rápido en una de las avenidas más congestionadas de la ciudad. Pero con la incertidumbre federal, los estados ahora están obligados a costear por sí mismos las soluciones sustentables.
Minnesota y Maryland siguen el ejemplo
Otros estados han comenzado a replicar el modelo de Colorado. Minnesota adoptó una legislación similar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En Maryland, recientemente la Cámara de Representantes aprobó su versión de la ley de compensación ambiental; su patrocinadora, la senadora Shelly Hettleman, enfatizó los beneficios económicos de la medida al presentar un estudio que prevé hasta $40 mil millones en ahorros gracias a una mejor calidad del aire, mayor seguridad vial y menor congestión.
La resistencia de la industria vial
No obstante, estas reformas han encontrado oposición en diferentes sectores. Mike Sturino, director de la Asociación de Constructores de Transporte y Carreteras de Illinois, criticó la iniciativa de su estado, calificándola como una barrera para el mantenimiento de la infraestructura vial. Según Sturino, la normativa aplaza proyectos clave de reparación de carreteras en favor de una agenda ambientalista.
El impacto económico y las perspectivas en estados conservadores
Si bien los defensores del Clean Rides Network son mayormente demócratas, algunos estados republicanos han mostrado interés en estas reformas debido a su impacto económico positivo. En un análisis de la organización climática RMI, se destacó que el transporte es el segundo mayor gasto de los hogares estadounidenses después de la vivienda.
Además, estados no tradicionalmente asociados con políticas verdes, como Virginia y Montana, han comenzado a implementar herramientas para medir los efectos ambientales de sus proyectos de transporte. Utah, por su parte, ha promovido un ambicioso plan de tránsito acorde con su crecimiento poblacional.
Un futuro incierto pero proactivo
A medida que los estados asumen un papel más activo en la lucha contra el cambio climático, la relevancia de plataformas como Clean Rides Network seguirá aumentando. Muhammed Patel, portavoz del Consejo de Defensa de Recursos Naturales en Chicago, subraya la ventaja de contar con políticas descentralizadas: “Afortunadamente, vivimos en un país donde los estados tienen autoridad sobre sus sistemas de transporte. Eso permite flexibilidad para innovar con soluciones más sostenibles”.
El retroceso en el financiamiento federal ha sido un revés significativo, pero también ha impulsado la creatividad y autonomía estatal para abordar la crisis climática a través de una mejor planificación del transporte.