Columbia University sanciona a estudiantes por protestas pro-palestinas

Expulsiones, suspensiones y revocación de diplomas como consecuencia de la toma de Hamilton Hall

Columbia University ha tomado medidas disciplinarias contra los estudiantes que participaron en la toma de Hamilton Hall el 30 de abril de 2024, expulsando y suspendiendo a varios de ellos, además de revocar temporalmente los títulos de algunos graduados recientes. Esta decisión forma parte de una ofensiva más amplia contra las protestas pro-palestinas en campus universitarios de Estados Unidos.

La ocupación de Hamilton Hall

La toma del edificio fue una escalada de las manifestaciones contra la guerra en Gaza, liderada por un grupo de estudiantes que ya habían instalado un campamento de protesta en los terrenos de la universidad. Barricándose con muebles y candados, lograron mantener el control del edificio durante horas antes de que la administración solicitara la intervención policial.

La noche siguiente, cientos de agentes del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) irrumpieron en el campus, utilizando bridas y escudos antidisturbios para arrestar a decenas de manifestantes. La respuesta policial fue inmediata y contundente, lo que provocó una serie de debates sobre la libertad de expresión en las universidades en tiempos de crisis internacional.

Decisiones judiciales y sanciones académicas

Tras la detención de los manifestantes, la fiscalía de Manhattan anunció que no procedería con cargos criminales contra 31 de los 46 detenidos, alegando falta de pruebas concluyentes que los implicaran en actos de vandalismo. Sin embargo, esto no evitó que la universidad llevara a cabo audiencias disciplinarias que resultaron en la expulsión y suspensión de algunos estudiantes.

Columbia no ha especificado cuántos estudiantes fueron expulsados y cuántos suspendidos, ni cuántos títulos se revocaron temporalmente. No obstante, estas sanciones reflejan una postura firme de la institución contra los actos de protesta que impliquen la ocupación de propiedad universitaria.

La reacción del gobierno y la comunidad estudiantil

En paralelo a estas sanciones, el gobierno de Donald Trump ha intensificado su presión sobre Columbia University, retirándole más de 400 millones de dólares en fondos federales debido a lo que considera una respuesta insuficiente a los brotes de antisemitismo en el campus. Además, la reciente detención del activista estudiantil Mahmoud Khalil por agentes de inmigración refuerza la percepción de una represión sistemática contra figuras clave del movimiento pro-palestino.

Por otro lado, grupos estudiantiles han condenado estas medidas como un ataque contra la libertad de expresión y el derecho a la protesta pacífica. “Se está criminalizando la disidencia estudiantil”, afirmó un portavoz del movimiento, añadiendo que “estas sanciones sientan un precedente peligroso para el activismo universitario en Estados Unidos.”

El precedente histórico y su impacto

Las protestas en Columbia University evocan paralelismos con movimientos estudiantiles anteriores en la historia estadounidense. Desde las manifestaciones contra la Guerra de Vietnam en los años 60 hasta las movilizaciones por los derechos civiles, las universidades han sido históricamente centros neurálgicos del activismo político.

El caso de Columbia también lanza un mensaje a nivel nacional: las instituciones de educación superior están adoptando políticas de ‘tolerancia cero’ ante las ocupaciones de edificios y otras formas de protesta que interrumpan su funcionamiento.

A medida que crece la tensión en los campus de todo el país, la respuesta de Columbia University servirá como un referente para otras universidades lidiando con demostraciones similares vinculadas a conflictos internacionales. La pregunta que muchos se hacen es si estas medidas disciplinarias detendrán el activismo estudiantil o, por el contrario, lo intensificarán aún más.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press