El impacto devastador del recorte de ayuda de EE.UU. en Etiopía
Millones de personas en la región de Tigray enfrentan hambre y desesperación tras la suspensión de programas de ayuda humanitaria
El duro golpe de la Administración Trump a la ayuda internacional
La región de Tigray en Etiopía ha sido golpeada una y otra vez por la guerra, la corrupción y, ahora, por el drástico recorte de la ayuda humanitaria de Estados Unidos. La reciente decisión de la administración de Donald Trump de desmantelar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha paralizado los programas de asistencia en una región donde el 30% de la población depende de la ayuda alimentaria para sobrevivir.
La crisis alimentaria en Tigray
La guerra entre el gobierno de Etiopía y los combatientes de Tigray (2020-2022) dejó un saldo devastador en la región. No solo destruyó la infraestructura, sino que también restringió el flujo de ayuda humanitaria. En 2023, un escándalo de corrupción provocó la suspensión temporal de la distribución de alimentos por parte de EE.UU. y la ONU. Ahora, con la congelación de fondos impuesta por la administración Trump, cientos de miles de personas han quedado sin acceso a alimentos básicos.
“Nosotros simplemente moriremos en silencio”, relata Haile Tsege, un anciano de 76 años que vive en un campamento de desplazados en Mekele, la capital regional de Tigray. Como él, más de 2.4 millones de personas dependen de los granos proporcionados por EE.UU., los cuales están atrapados en depósitos inalcanzables debido a la falta de fondos para transporte y distribución.
El corte abrupto de programas esenciales
Etiopía ha sido el mayor receptor de ayuda de EE.UU. en el África Subsahariana, recibiendo $1.8 mil millones en el año fiscal 2023. Este dinero no solo garantizaba ayuda alimentaria, sino que también sostenía programas vitales en salud, educación y empleo. La suspensión de fondos ha tenido consecuencias drásticas:
- Despedida de 5,000 trabajadores de la salud que apoyaban la respuesta al VIH.
- Detención de esfuerzos para distribuir tratamientos contra la tuberculosis.
- Reducción masiva en la entrega de medicinas y vacunas.
- Cierre de acceso a agua potable en numerosos campos de desplazados.
La crisis de desnutrición infantil en la región ha escalado peligrosamente. Un informe reciente muestra que el 21% de los niños de Tigray presentan malnutrición, un porcentaje muy por encima del umbral de emergencia definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece 15% como límite crítico.
El colapso de la estructura humanitaria
Aunque la orden ejecutiva de Trump permitió ciertas excepciones para la entrega de alimentos, el sistema de pagos de USAID sigue bloqueado, dejando sin fondos a las organizaciones encargadas de la distribución. Se calcula que al menos 5,000 toneladas de sorgo permanecen almacenadas en Mekele, sin posibilidad de ser entregadas a las comunidades necesitadas.
“La situación es insostenible”, advierte Teklewoini Assefa, director de la Sociedad de Ayuda de Tigray. “Si no se soluciona pronto, habrá un aumento abrupto en la tasa de enfermedades y muertes.”
El impacto en sobrevivientes de la guerra
En Tigray, la guerra dejó además una crisis humanitaria agravada por el trauma de miles de mujeres sobrevivientes de violencia sexual. Programas financiados por EE.UU., como los dirigidos por el Centro para Víctimas de Tortura, han sido suspendidos, dejando a muchas mujeres sin acceso a servicios de salud mental y recuperación física.
Rigat Bishaw, del Hospital Ayder, explica: “El trabajo de trauma y rehabilitación ha sido detenido abruptamente. Esto es un abandono total de las víctimas del conflicto.”
Un giro en la imagen de EE.UU.
Históricamente, EE.UU. ha sido visto como un defensor de los derechos humanos y la ayuda humanitaria global. Sin embargo, para muchos en Tigray, esta imagen se ha derrumbado. “Nuestra visión de Estados Unidos era la de un protector, una fuerza positiva en el mundo”, dice Yirga Gebregziabher, representante de una ONG local. “Hoy, esa imagen está rota.”
Mientras tanto, organizaciones humanitarias siguen pidiendo ayuda y soluciones inmediatas. Si no se logra restaurar la asistencia, Tigray enfrentará una nueva catástrofe humanitaria sin precedentes.