El impacto de los nuevos aranceles de Trump en la economía y el comercio global
La decisión de aumentar los aranceles sobre acero y aluminio plantea preocupaciones económicas y tensiones diplomáticas
El presidente Donald Trump ha vuelto a imponer aranceles significativos a las importaciones de acero y aluminio, una medida que recuerda a su primer mandato. Esta vez, ha declarado un impuesto del 25% a ambos metales, con un incremento adicional previsto del 50% para las importaciones provenientes de Canadá. Sin embargo, poco después sugirió que podría reconsiderar esta decisión.
Un déjà vu comercial
Durante su primer mandato, en 2018, Trump impuso aranceles del 25% en el acero y del 10% en el aluminio basándose en una ley comercial de 1962. Argumentó que estas importaciones eran una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU. En aquel momento, los países más afectados fueron Canadá, el mayor proveedor de acero extranjero, y México, Japón y Corea del Sur. Sin embargo, tras renegociaciones del tratado comercial norteamericano, los aranceles fueron parcialmente levantados en 2020.
Consecuencias económicas
Los nuevos aranceles no solo afectan a los productores de estos metales, sino también a las industrias que dependen de ellos. Empresas automotrices, constructoras y fabricantes de bebidas que utilizan latas enfrentarán un aumento en sus costos de producción. El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales advirtió en un informe que "los aranceles unilaterales elevarán los precios, costarán empleos estadounidenses y tensarán las alianzas".
De acuerdo con la Comisión de Comercio Internacional de EE.UU., en 2021, la producción de compañías que dependen del acero y aluminio disminuyó en casi 3.500 millones de dólares debido a los aranceles anteriores, superando los beneficios de 2.300 millones para los productores de estos metales.
Impacto en la industria metalúrgica
Si bien los aranceles benefician a las siderúrgicas estadounidenses, su impacto es limitado. La industria del acero en EE.UU. emplea menos de 150.000 personas, mientras que una empresa como Walmart tiene más de 1.6 millones de empleados. Además, el precio del acero estadounidense ya es significativamente más alto que el promedio global. Para febrero de 2025, el precio de la tonelada métrica de acero en EE.UU. era de 854 dólares, frente a los 488 dólares del mercado internacional, según Steel Benchmarker.
Por otro lado, la producción de aluminio es aún más problemática. Estados Unidos cuenta con solo cuatro fundidoras de aluminio, de las cuales solo dos estaban en pleno funcionamiento el año pasado. Aumentar la producción requeriría enormes cantidades de energía, comparables al consumo eléctrico de una pequeña ciudad.
Represalias internacionales
Canadá, el principal afectado, ya ha mostrado su descontento. Ontario había impuesto un recargo del 25% sobre la electricidad exportada a EE.UU. como represalia, aunque lo suspendió tras la amenaza de los nuevos aranceles. Sin embargo, se espera que anuncie impuestos de represalia en los próximos días, lo que podría intensificar aún más la disputa comercial.
Críticos argumentan que estos aranceles no están dirigidos al verdadero problema: China, que ha inundado el mercado con acero a precios artificialmente bajos debido a subsidios estatales. No obstante, EE.UU. ya impone restricciones a las importaciones chinas, que solo representaron el 2% del total de acero adquirido en el país el año pasado.
Perspectivas futuras
Las nuevas políticas arancelarias también han tenido un impacto inmediato en Wall Street, donde el mercado bursátil sufrió caídas significativas. La incertidumbre comercial ha provocado que muchas empresas posterguen inversiones hasta que las tensiones se resuelvan.
En definitiva, los efectos de estos aranceles van más allá de los sectores en cuestión, repercutiendo en el crecimiento económico, la inflación y las relaciones internacionales. Empresas estadounidenses que dependen del acero ya están sintiendo el impacto en sus costos y en la confianza de sus clientes, especialmente en Canadá.