El arresto de Mahmoud Khalil: ¿Justicia o persecución política?
El caso del estudiante palestino de Columbia arrestado por el gobierno de Trump ha generado un intenso debate sobre la libertad de expresión y los derechos civiles en EE.UU.
Un líder estudiantil convertido en blanco político
Mahmoud Khalil, estudiante de asuntos internacionales en la Universidad de Columbia y activista pro-palestino, se convirtió en un rostro visible del movimiento estudiantil que protestaba contra la guerra entre Israel y Hamás. Su participación en las manifestaciones —exigiendo que la universidad cortara lazos financieros con Israel— le otorgó notoriedad, pero también lo colocó en la mira de la administración de Donald Trump.
El pasado sábado, agentes de inmigración federales irrumpieron en su apartamento y lo detuvieron, en lo que muchos consideran como el primer paso en la política de Trump para castigar a estudiantes extranjeros que, según él, han promovido un ambiente “antisemita y antiamericano” en los campus universitarios.
¿Un caso de represión política?
El arresto de Khalil plantea una serie de interrogantes sobre la protección de la libertad de expresión en Estados Unidos y el riesgo de persecución política en un contexto de polarización extrema. Aunque el gobierno ha argumentado que su detención responde a su presunta participación en actividades que hostigan a estudiantes judíos, sus abogados y grupos de derechos civiles lo consideran un intento de silenciar la disidencia.
Maryan Alwan, estudiante de Columbia y compañera de Khalil en las protestas, subraya: “Mahmoud es alguien tranquilo, amable y centrado en la resolución de conflictos. Lo están usando como chivo expiatorio por haber sido una figura pública en el movimiento”.
De la guerra en Siria a los pasillos de Columbia
El recorrido de Khalil hasta Columbia es una historia de lucha y resurgimiento. Nacido en Siria en una familia palestina, la guerra civil interrumpió sus aspiraciones de estudiar ingeniería aeronáutica. Tras mudarse a Beirut, encontró su vocación en el activismo educativo e ingresó a la universidad para estudiar informática.
Más tarde, se unió a la embajada británica en Líbano, gestionando becas para estudiantes sirios y apoyando el trabajo diplomático británico en la región. Eventualmente, decidió continuar con estudios de posgrado en Columbia, donde se convirtió en una de las voces principales del movimiento pro-palestino.
El discurso de Trump contra los activistas
Desde su regreso al poder, Donald Trump ha hecho de la represión de movimientos estudiantiles pro-palestinos una de sus banderas políticas. En un discurso reciente, aseveró que estos activistas están promoviendo “odio y caos” en los campus, una narrativa que ha resonado entre sus bases de apoyo.
Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, afirmó que Khalil era un organizador clave de protestas que no solo alteraron las clases en Columbia, sino que también distribuyó “propaganda pro-Hamás”. Sin embargo, sus compañeros activistas y algunos profesores han insistido en que el movimiento es anti-guerra y no antisemita, e incluso ha contado con la participación de estudiantes judíos.
El desenlace legal y su impacto futuro
Por ahora, Khalil permanece detenido en un complejo federal en Luisiana, con un futuro incierto. Su esposa, quien está embarazada de ocho meses, ha suplicado por su liberación. En una carta pública emitida por sus abogados, pidió al gobierno reconsiderar su caso: “Necesito que Mahmoud esté conmigo en la sala de parto, sosteniéndome la mano”.
Este arresto ha generado un gran debate sobre el futuro de la libertad de expresión en EE.UU., especialmente en los campus universitarios donde la protesta política es una parte fundamental de la vida estudiantil. Para muchos defensores de derechos humanos, es una señal de alerta sobre cómo se utilizarán las leyes de inmigración como herramientas para silenciar voces disidentes en los próximos años.