La retirada de EE.UU. del Fondo de Pérdidas y Daños: Un golpe a la justicia climática

La administración Trump pone fin a su compromiso con el Fondo de Pérdidas y Daños, dejando desprotegidos a los países más vulnerables ante el cambio climático.

Un paso atrás en la lucha climática

La administración de Donald Trump ha vuelto a dar un paso que debilita la lucha contra el cambio climático al anunciar su retirada formal del Fondo de Pérdidas y Daños, una iniciativa internacional destinada a compensar a los países más afectados por los desastres climáticos derivados de la contaminación global. Este retroceso supone un duro golpe para las naciones en desarrollo que dependen de este apoyo financiero para hacer frente a crisis ambientales cada vez más devastadoras.

El origen del Fondo de Pérdidas y Daños

El Fondo de Pérdidas y Daños fue concebido como una herramienta de justicia ambiental y aprobado en 2022 durante negociaciones de la ONU sobre el clima. Su objetivo es brindar asistencia financiera a las naciones más expuestas a los fenómenos extremos impulsados por el calentamiento global, como huracanes, sequías e inundaciones. Estas catástrofes, exacerbadas por las emisiones de gases de efecto invernadero, afectan principalmente a países que han contribuido mínimamente a la crisis climática.

Cuando se estableció el fondo, el entonces presidente Joe Biden comprometió una contribución inicial de $17.5 millones, aunque este monto es considerablemente menor en comparación con los aportes de otras naciones más pequeñas en términos de emisiones. A enero de 2024, el fondo había recaudado $741.42 millones con promesas de financiación de países como Italia, Francia, España y Alemania.

Una decisión con impacto global

La decisión de la administración Trump de retirarse del fondo es vista por expertos como una falta de responsabilidad por parte de Estados Unidos, el mayor emisor histórico de dióxido de carbono. Rachel Cleetus, directora de políticas del programa climático y energético en la Unión de Científicos Preocupados, calificó la medida como "otra acción cruel que perjudica a las naciones más vulnerables".

“El país que más ha contribuido al calentamiento global está eligiendo ignorar su responsabilidad y abandonar a quienes más lo necesitan.” — Rachel Cleetus

Reacciones internacionales

El anuncio ha generado fuertes críticas por parte de expertos en clima y líderes internacionales. Mohamed Adow, fundador de Power Shift Africa, expresó su decepción y advirtió que la retirada estadounidense tendrá consecuencias desastrosas para los países en desarrollo.

Seve Paeniu, ministro de Finanzas de Tuvalu, un país insular gravemente amenazado por la subida del nivel del mar, enfatizó la importancia del fondo cuando se aprobó en 2022, destacando que su creación "fue una victoria para la justicia climática" después de más de tres décadas de debates.

El desmantelamiento de políticas ambientales

Este movimiento se suma a una lista de decisiones de la administración Trump que debilitan la lucha contra el cambio climático. En sus primeros 50 días en el cargo, la administración ha eliminado o reducido fondos para programas de justicia ambiental, asistencia extranjera y proyectos de energías limpias.

Además, Estados Unidos ha iniciado el proceso de salir nuevamente del Acuerdo de París, el pacto global de 2015 que busca limitar el aumento de la temperatura global. Recientemente, también abandonó un acuerdo específico en el cual las naciones ricas financiaban la transición de los países más pobres a energías renovables.

¿Qué significa esto para el futuro?

Sin un compromiso de grandes potencias como Estados Unidos, los países en desarrollo seguirán enfrentando enormes dificultades para recuperarse de los desastres climáticos y adaptarse a los cambios ambientales. Sin financiamiento adecuado, muchas naciones podrían ser empujadas a un ciclo de crisis perpetua, con impactos devastadores en sus economías y sociedades.

El Fondo de Pérdidas y Daños no fue concebido como un mecanismo de caridad, sino como una forma de compensación justa para aquellos países que han sido víctimas de un problema causado en gran medida por las grandes economías industriales. La retirada de EE.UU. envía un mensaje alarmante sobre la disposición de las potencias mundiales para asumir su responsabilidad en la crisis climática.

Esta decisión refuerza la urgencia de que otras naciones e instituciones aumenten sus compromisos financieros y de que se ejerza presión sobre Estados Unidos para que revierta su postura en futuras administraciones. La lucha por la justicia climática no puede depender de las fluctuaciones políticas de un solo país.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press