El pelotón de fusilamiento en Estados Unidos: historia de un método de ejecución controvertido
Desde la Guerra Civil hasta la actualidad, el pelotón de fusilamiento ha sido un método de ejecución rodeado de polémica y cuestionamientos sobre su humanismo.
De la guerra y la disciplina militar a la pena capital
El pelotón de fusilamiento ha sido utilizado como método de ejecución en Estados Unidos desde tiempos coloniales, con el objetivo de mantener el orden en las filas militares y disuadir la deserción durante conflictos bélicos. Su historia, sin embargo, no se ha limitado solo a ese contexto. Hoy, este método persiste en la pena capital en estados como Carolina del Sur y Utah.
El uso de fusilamientos para ejecutar prisioneros se remonta a 1608, cuando en Jamestown, Virginia, el capitán George Kendall fue ajusticiado bajo sospechas de conspiración. Durante la Guerra Civil estadounidense, ambos bandos usaron esta táctica para castigar la deserción. Se documenta que aproximadamente 185 soldados fueron fusilados entre 1861 y 1865.
Un método que marcó el Viejo Oeste
En la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, el pelotón de fusilamiento fue fundamental en el sistema de justicia de Utah. La ley establecía tres opciones para ejecutar criminales: ahorcamiento, decapitación o fusilamiento. Utah mantuvo esta opción en parte debido a la creencia religiosa en la “expiación de sangre”, una doctrina mormona que sugería que ciertos pecados solo podían ser redimidos con la propia sangre del infractor.
Uno de los casos más notorios fue el de Joe Hill, un poeta y activista sindical ejecutado en 1915 por el asesinato de un tendero. Hasta el último momento, Hill proclamó su inocencia, lo que convirtió a su caso en un símbolo para el movimiento obrero.
El siglo XX y la modernización de la pena de muerte
Durante el siglo XX, Estados Unidos adoptó otros métodos de ejecución como la silla eléctrica y la inyección letal, esta última considerada como la alternativa humanitaria definitiva. Sin embargo, sus frecuentes fallos, incluyendo ejecuciones prolongadas y sufrimiento evidente, han reavivado el debate sobre el fusilamiento.
Desde 1977, solo tres presos han sido ejecutados mediante pelotón de fusilamiento en EE.UU. Uno de los más recordados fue Gary Gilmore, quien en 1977 se convirtió en el primer condenado en ser ejecutado tras la reintroducción de la pena de muerte en EE.UU. Después de renunciar a cualquier apelación, sus últimas palabras antes del disparo fueron: “Let’s do it” (“Hagámoslo”), frase que años después inspiraría el eslogan de Nike.
El resurgimiento del fusilamiento en el siglo XXI
Uno de los principales argumentos a favor del fusilamiento es su rápida ejecución y la mínima posibilidad de fallos en comparación con la inyección letal. Según Deborah Denno, criminóloga de la Universidad de Fordham, si el equipo de ejecución está bien preparado, los fusilamientos causan menos errores y menos sufrimiento.
Una prueba de ello es que el fusilamiento es el método de ejecución con menos casos documentados de errores. Según el Death Penalty Information Center, solo han ocurrido dos fusilamientos fallidos en EE.UU., mientras que la inyección letal ha tenido numerosas complicaciones en las últimas décadas.
En Carolina del Sur, el pelotón de fusilamiento volvió a ser autorizado debido a la escasez de drogas necesarias para la inyección letal, lo que llevó al preso Brad Sigmon a optar por este método en lugar de la silla eléctrica.
El futuro de la pena de muerte en Estados Unidos
En la actualidad, la pena de muerte sigue siendo un tema polarizante en EE.UU. Mientras que algunos estados han prohibido su uso, otros han buscado formas alternativas para mantenerla vigente. Además de Carolina del Sur y Utah, Idaho, Misisipi y Oklahoma han incluido la opción del fusilamiento en ciertas circunstancias.
A pesar de los avances en derechos humanos y del creciente movimiento abolicionista, la eficacia y “humanidad” del fusilamiento han sido defendidas incluso por personalidades como la jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor, quien mencionó en un fallo de 2017 que la ejecución por disparos podría ser menos dolorosa que la inyección letal.
Con la continua controversia sobre métodos de ejecución y la fiabilidad de las inyecciones letales, el lugar del fusilamiento en el sistema judicial estadounidense sigue siendo objeto de debate. ¿Seguirá siendo una alternativa real en los próximos años? Solo el tiempo dirá si EE.UU. continúa con este método con un legado que se remonta a más de cuatro siglos.