¿Cómo afectan los aranceles a la economía y al consumidor?
Un análisis sobre el impacto real de los aranceles en la economía global y en la vida cotidiana
¿Qué son los aranceles y cómo funcionan?
Los aranceles son impuestos que un país impone a los productos importados. En términos simples, son un porcentaje del valor del producto que debe pagarse en la aduana antes de que la mercancía pueda ingresar al país. En Estados Unidos, los aranceles son cobrados por agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza en 328 puertos de entrada.
Las tasas de los aranceles varían: los automóviles de pasajeros pagan un 2.5%, mientras que el calzado deportivo, como los zapatos de golf, tiene una tarifa del 6%. Sin embargo, los productos de países con acuerdos comerciales pueden beneficiarse de tasas reducidas o nulas.
El impacto en los consumidores y las empresas
Uno de los malentendidos más comunes sobre los aranceles es quién realmente los paga. Aunque algunos líderes políticos, como Donald Trump, sostienen que los aranceles son una carga para los países exportadores, la verdad es que son las empresas estadounidenses quienes pagan el impuesto al importar productos. Esto significa que, para mantener sus márgenes de ganancia, las empresas suelen trasladar este costo a los consumidores, elevando los precios de los bienes.
Los economistas son críticos respecto de los aranceles, argumentando que terminan perjudicando a la economía nacional al hacer que los bienes y componentes importados sean más caros, lo que puede reducir el poder adquisitivo de los consumidores y afectar la competitividad de las industrias nacionales.
Aranceles como herramienta de política económica
Históricamente, los aranceles se han utilizado no solo como una fuente de ingresos gubernamentales, sino también como una estrategia para proteger las industrias nacionales de la competencia extranjera. A finales del siglo XIX, antes de que se establecieran los impuestos sobre la renta en 1913, los aranceles generaban hasta el 90% de los ingresos del gobierno federal de EE.UU., según el economista Douglas Irwin de Dartmouth College.
En la actualidad, sin embargo, los aranceles son una herramienta utilizada más frecuentemente para imponer sanciones económicas o presionar a otros países. En 2019, por ejemplo, Trump amenazó con aranceles a México para obligarlo a fortalecer las restricciones migratorias en su frontera sur.
Los efectos colaterales: represalias y guerra comercial
Al aumentar los costos de los productos importados, los aranceles pueden provocar acciones de represalia por parte de otros países. La Unión Europea, por ejemplo, respondió a los aranceles de Trump sobre el acero y el aluminio con sus propios impuestos sobre productos estadounidenses, como el bourbon y las motocicletas Harley-Davidson.
China también contraatacó imponiendo aranceles a bienes estadounidenses esenciales como la soja y el cerdo, afectando principalmente a los agricultores en estados que eran bastiones del apoyo a Trump. Un estudio del Massachusetts Institute of Technology, la Universidad de Zúrich y Harvard encontró que estos aranceles no lograron rescatar empleos manufactureros en EE.UU., pero sí generaron pérdidas significativas entre los agricultores y otras industrias dependientes de la exportación.
Casos de éxito y fracaso en la historia
Algunos aranceles han logrado impulsar ciertas industrias nacionales, pero su éxito es relativo y depende de factores como la competitividad de la industria protegida y la capacidad del país afectado para responder con represalias.
- Ejemplo positivo: En el siglo XIX, los aranceles jugaban un rol clave en la industrialización temprana de Estados Unidos, ayudando a la autosuficiencia de sectores como la siderurgia y la manufactura textil.
- Ejemplo negativo: En los años 30, la Ley Smoot-Hawley impuso aranceles a más de 20,000 productos importados en EE.UU., lo que condujo a represalias de otros países, redujo el comercio global y contribuyó a la Gran Depresión.
¿Hacia dónde va la política de aranceles?
En un mundo cada vez más interconectado, con economías dependientes del comercio global, es difícil justificar el uso extendido de aranceles sin considerar sus efectos colaterales. Aunque protegen temporalmente ciertas industrias, los costos adicionales para los consumidores y las represalias pueden perjudicar la economía en general.
La tendencia en décadas recientes ha sido la reducción de aranceles a través de acuerdos como el USMCA (Tratado entre México, EE.UU. y Canadá), pero con líderes como Trump promoviendo un uso agresivo de esta herramienta, el debate sobre los aranceles sigue siendo relevante en el contexto de la política económica global.