El acoso en el deporte universitario: El caso de Zeke Mayo y la toxicidad en redes sociales
El reciente caso de Zeke Mayo expone el lado oscuro de la fanaticada y cómo el acoso en línea afecta a los atletas universitarios.
El impacto del deporte universitario en la sociedad
El baloncesto universitario en Estados Unidos es más que un simple deporte; es una industria multimillonaria que despierta pasiones en miles de seguidores. Equipos como los Jayhawks de Kansas tienen legiones de fanáticos que siguen cada partido con fervor. Sin embargo, esta intensidad tiene un lado oscuro: la presión desmesurada sobre los jugadores.
Zeke Mayo y el acoso cibernético
Recientemente, Zeke Mayo, base de los Jayhawks de la Universidad de Kansas, se convirtió en el centro de una controversia luego de recibir mensajes racistas y de odio tras una actuación deficiente contra Texas Tech. Mayo falló un intento de triple en los segundos finales del encuentro y muchos lo culparon por la derrota.
Horas después del partido, Mayo compartió capturas de pantalla de los mensajes recibidos en redes sociales. Poco tiempo después, desactivó su cuenta en X (anteriormente Twitter). En su mensaje final en redes, escribió:
“Merezco todas las críticas del mundo. Mi desempeño ha sido terrible últimamente... No puedo ser perfecto todo el tiempo. Lo siento por nuestros fanáticos y compañeros de equipo. Seguiré mejorando.”
El respaldo de la comunidad deportiva
Las reacciones ante la situación de Mayo no tardaron en llegar. El entrenador de Kansas, Bill Self, y el director atlético Travis Goff, salieron en su defensa, condenando el acoso recibido y resaltando el apoyo incondicional del equipo.
“Cualquier crítica sobre el equipo debería ser dirigida a mí. Yo soy el entrenador en jefe”, expresó Self. Mientras que Goff enfatizó: “Estos no son Jayhawks. Son personas impulsadas por el odio y las apuestas. Nunca han competido un solo día en su vida.”
Un problema recurrente en el deporte
No es la primera vez que un atleta universitario enfrenta acoso y hostigamiento en redes. Casos similares han ocurrido en diversas disciplinas, especialmente en el fútbol y baloncesto, donde los jóvenes atletas son sometidos a una presión irracional.
Casos previos de acoso en el deporte universitario
- Justin Fields (Ohio State): Recibió amenazas de muerte tras una derrota en los playoffs del College Football.
- Paige Bueckers (UConn): La estrella del baloncesto femenino enfrentó insultos y ataques después de una mala actuación en el torneo de la NCAA.
- Matt Haarms (Purdue): El exjugador de baloncesto universitario sufrió acoso en redes después de una derrota en marzo.
¿Cuál es el papel de las redes sociales?
Las plataformas como X e Instagram han sido tanto una bendición como una maldición para los atletas. Por un lado, les permiten conectar con los fanáticos y construir su imagen pública. Por otro, los ponen en la mira de críticos implacables, que muchas veces cruzan la línea del respeto.
Un estudio de la Universidad de Indiana en 2023 reveló que el 78% de los atletas universitarios ha experimentado algún tipo de acoso en línea. Entre los principales motivos se encuentran:
- Malas actuaciones en partidos clave.
- Errores individuales en instancias decisivas.
- Factores externos como raza, religión o género.
Propuestas para combatir el acoso en el deporte
Ante este panorama preocupante, surgen diversas iniciativas para proteger a los atletas. Algunas de las medidas más discutidas incluyen:
- Mayor regulación en redes sociales: Exigir verificaciones más estrictas para prevenir cuentas anónimas de odio.
- Educación en salud mental: Programas dentro de las universidades para preparar a los atletas en el manejo de la presión mediática.
- Sanciones contra el acoso: Penalizaciones serias contra personas que hostigan a deportistas en línea.
Más allá del baloncesto: una responsabilidad colectiva
El caso de Zeke Mayo es solo un reflejo de un problema mayor: la falta de empatía hacia los atletas jóvenes que se enfrentan a la presión de rendir en el máximo nivel. Si bien la crítica deportiva es parte del juego, el odio y la discriminación nunca deberían serlo.
Es responsabilidad de todos, desde los aficionados hasta las propias plataformas digitales, trabajar para garantizar que el deporte siga siendo un espacio de competitividad sana y no una excusa para atacar a los atletas.