“My Dead Friend Zoe”: Una mirada irreverente y honesta al trauma post-combate
La cinta dirigida por Kyle Hausmann-Stoke utiliza el humor y la camaradería para explorar las heridas invisibles de la guerra.
El cine bélico ha retratado con frecuencia la crudeza del campo de batalla, pero pocas veces se ha acercado con tanta irreverencia y honestidad a las secuelas psicológicas de la guerra como lo hace “My Dead Friend Zoe”. Dirigida por Kyle Hausmann-Stoke y protagonizada por Natalie Morales, Sonequa Martin-Green, Morgan Freeman y Ed Harris, la película ofrece una perspectiva única sobre el trauma post-combate desde una óptica que equilibra lo cómico con lo desgarrador.
Una historia de amistad más allá de la muerte
La película comienza en Afganistán en 2016, con dos soldadas estadounidenses, Merit (Natalie Morales) y Zoe (Sonequa Martin-Green), recorriendo el campo de batalla en un Humvee mientras cantan a todo pulmón “Umbrella” de Rihanna. El tono despreocupado y la complicidad entre ambas pronto se ven quebrados por la realidad de la guerra y las promesas hechas en momentos de vulnerabilidad.
Años después, Merit asiste a una sesión de terapia obligatoria para veteranos, donde Zoe sigue siendo una presencia constante en su vida, aunque nadie más puede verla. Como un fantasma, su amiga la acompaña en situaciones cotidianas, a veces para hacerle compañía y otras para atormentarla. Este recurso narrativo, al estilo “Fight Club”, refleja el peso de la memoria y la culpa en aquellos que han perdido a alguien en combate.
Veteranos en diferentes generaciones
Además de la lucha interna de Merit, la película también aborda la relación con su abuelo Dale (Ed Harris), un veterano de Vietnam que enfrenta las primeras etapas del Alzheimer. La dinámica entre ambos muestra cómo distintas generaciones han lidiado con las heridas de la guerra de formas muy distintas: Dale representa la vieja escuela, de soldados que reprimen sus emociones, mientras que Merit se mueve entre la necesidad de terapia y la negación de su propio dolor.
Por otro lado, Morgan Freeman interpreta al consejero de terapia de Merit, un personaje que busca empujarla a enfrentar sus emociones sin escudos ni excusas. Su presencia, aunque breve, añade una capa de profundidad al mensaje del filme sobre la importancia del apoyo en la recuperación.
Comedia y trauma: una combinación inusual pero efectiva
Lo que hace que “My Dead Friend Zoe” se destaque de otras películas sobre veteranos es su tono impredecible. No se trata de un drama tradicional de guerra, sino de una película que, pese a su profundo dolor, se permite ser divertida. Los intercambios entre Merit y Zoe recuerdan a una comedia de amigos, en la que la amistad sobrevive a la muerte.
Sin embargo, este enfoque no resta seriedad al tema del trauma post-combate. La película es un homenaje a los soldados que han luchado contra el peso de su propia mente tras regresar del campo de batalla. No es casualidad que Hausmann-Stoke, quien sirvió como veterano, haya dedicado el filme a compañeros suyos que perdieron la batalla contra el suicidio.
Una reflexión necesaria sobre la salud mental
A lo largo de los años, las películas sobre las guerras de Irak y Afganistán han generado poco interés entre las audiencias, lo que ha provocado una notable baja en la producción de este tipo de cine. “My Dead Friend Zoe” parece ser una respuesta a esta tendencia, apostando por un enfoque más accesible y humano.
La combinación de humor y dolor es un acierto que permite que el público se identifique con los personajes sin sentirse abrumado por la gravedad del relato. Merit no es solo una veterana rota, sino una mujer compleja que lucha contra su propio pasado sin dejar de lado su sarcasmo y su sentido del humor. Esta dualidad le otorga una autenticidad rara en el cine sobre la guerra.
Actuaciones que elevan la historia
El elenco es uno de los puntos más fuertes de la película. Natalie Morales ofrece una interpretación cruda y auténtica como una soldado que lucha por encontrar su lugar en el mundo después del servicio. Sonequa Martin-Green, en un papel complicado, logra transmitir emoción incluso en los momentos más livianos, dándole a Zoe una humanidad palpable.
Por su parte, Morgan Freeman y Ed Harris aportan solidez al proyecto, ambos en roles secundarios pero esenciales. Freeman, con su habitual presencia serena, funciona como el pilar que trata de enderezar la vida de Merit, mientras que Harris, con su intensidad característica, representa la vieja guardia con una dignidad conmovedora.
“My Dead Friend Zoe”, una película imprescindible
En una era donde las historias de guerra tienden a caer en el olvido, “My Dead Friend Zoe” logra destacar al ofrecer un enfoque distinto y una historia sincera sobre el costo psicológico del combate. Con actuaciones memorables y un guion que sabe equilibrar lo cómico con lo trágico, la película se convierte en una obra imprescindible para quienes buscan una mirada diferente sobre lo que significa ser un veterano.
Más que una historia de guerra, es una historia de amistad, pérdida y supervivencia emocional. Y, sobre todo, es un recordatorio de que, a veces, enfrentarse a los propios demonios puede ser la batalla más difícil de todas.