Yonaguni: La isla japonesa atrapada entre China, Taiwán y la militarización
Una pequeña isla japonesa se encuentra en el centro de la creciente tensión geopolítica entre China y Taiwán
Un paraíso natural convertido en una base militar
Yonaguni, una isla alejada en el oeste de Japón, solía ser conocida por su belleza natural, sus caballos en miniatura y sus espectaculares oportunidades de buceo con tiburones martillo. Pero en los últimos años, esta joya paradisíaca ha cambiado dramáticamente debido a la creciente militarización promovida por Japón y su aliado, Estados Unidos.
Hoy, la isla, con menos de 1,500 residentes, alberga unidades de misiles del ejército japonés, sitios de radar y bases militares en su escarpado paisaje. La comunidad, una vez enfocada en la pesca y el ecoturismo, ahora se encuentra dividida entre quienes ven la presencia militar como una garantía de seguridad y aquellos que temen que el lugar se convierta en un blanco en caso de conflicto armado.
Un punto estratégico en el conflicto entre China y Taiwán
Yonaguni está ubicada a solo 110 kilómetros de la costa de Taiwán, una isla que China reclama como parte de su territorio y que ha sido punto de fricción constante con EE.UU. y Japón. En respuesta a la creciente actividad militar china en la zona, Tokio ha incrementado su presencia militar en Yonaguni y en otras islas cercanas, como Ishigaki y Miyako.
Según datos del Ministerio de Defensa de Japón, el centro de defensa aérea en la base de Naha, en Okinawa, fue activado 401 veces en 2023 debido a actividades de la fuerza aérea china, representando el 60% del total de alertas en Japón ese año.
División en la comunidad: ¿Seguridad o provocación?
Los locales están divididos sobre el impacto de esta creciente militarización. Por un lado, algunos argumentan que la llegada de tropas ha ayudado a la economía, ya que los soldados y sus familias compran en tiendas locales y utilizan servicios comunitarios. Pero otros, como la posadera Fumie Kano, sostienen que la presencia militar ha alejado a turistas y ha creado una economía dependiente del ejército.
“Antes, soñábamos con intercambios comerciales con Taiwán, con ferris que pudieran mejorar nuestra economía. Ahora, todo gira en torno a las estrategias de defensa del gobierno y no a nuestro bienestar,” lamenta Kano.
El temor a una guerra inminente
El aumento de tensiones entre China y Taiwán ha hecho que muchos residentes teman que Yonaguni se convierta en un punto de combate en caso de conflicto. En 2022, tras la visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, a Taiwán, China realizó maniobras militares en la zona, disparando misiles cerca de Yonaguni, lo que afectó gravemente a la comunidad pesquera local.
Según el jefe de la asociación pesquera de Yonaguni, Shigenori Takenishi, más de 20 barcos pesqueros estaban operando cerca del lugar donde cayó un misil chino. “Nos vimos obligados a detener nuestras actividades por una semana. Fue una advertencia de que estamos justo en la línea de fuego,” expresó Takenishi.
Japón y China: Una carrera armamentista en el Pacífico
Las maniobras militares de ambas naciones han aumentado significativamente. Japón ha desplegado nuevas unidades de misiles y reforzado su presencia aérea en la región, mientras que China ha enviado embarcaciones militares y aviones a áreas cercanas a Yonaguni y las disputadas islas Senkaku.
En septiembre de 2023, el portaaviones chino Liaoning, acompañado de dos destructores, navegó entre Yonaguni y la vecina isla de Iriomote, una acción que generó inquietud en las fuerzas militares japonesas. “Nuestro trabajo es monitorear sus movimientos y asegurarnos de que nuestra soberanía no se vea comprometida,” afirmó el almirante Takuhiro Hiragi de la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón.
¿Un futuro incierto para Yonaguni?
Mientras Japón sigue reforzando su presencia militar, los residentes se enfrentan a decisiones difíciles. Un polémico plan de evacuación propuesto por el gobierno estima que, en caso de conflicto, tomaría al menos seis días evacuar a los 120,000 residentes de varias islas remotas, incluyendo Yonaguni.
El alcalde de la isla, Kenichi Itokazu, defiende la militarización como una necesidad para proteger a Yonaguni, pero otros, como Kyoko Yamaguchi, alzan la voz contra la política de conversión de la isla en una base militar. “Todo esto se hace en nombre de una 'emergencia de Taiwán,' pero no hemos tenido elección en el asunto,” señala Yamaguchi.
¿Será Yonaguni la primera línea de defensa en un potencial conflicto global, o logrará preservar su identidad antes de que sea demasiado tarde? Mientras las grandes potencias mueven sus piezas en la región, los habitantes de esta pequeña isla solo quieren vivir en paz.