La comunidad musulmana de Altadena enfrenta el Ramadán tras la pérdida de su mezquita
Después de que un incendio arrasara Masjid Al-Taqwa, los fieles encuentran nuevas formas de reunirse y celebrar el mes sagrado
En enero, uno de los incendios más mortíferos de la zona de Los Ángeles redujo a cenizas la mezquita Masjid Al-Taqwa en Altadena, California. Para su comunidad musulmana, este desastre no solo significó la pérdida de un lugar de culto, sino una herida profunda justo antes del sagrado mes de Ramadán.
Un refugio espiritual destruido
Durante 42 años, Masjid Al-Taqwa sirvió como un centro de reunión espiritual y comunitario para fieles de diversas nacionalidades. La pérdida del templo ha sido devastadora, no solo por su significado religioso, sino también porque muchos de sus miembros han perdido sus hogares en el fuego, que arrasó con miles de propiedades y dejó a decenas de familias buscando refugio.
Junaid Aasi, el imán voluntario de la comunidad, recordó con nostalgia cómo el templo era un segundo hogar para todos. “Cuando cierro los ojos, todavía veo el lugar donde hacíamos el wudu (ablución ritual), las alfombras gruesas donde orábamos y los ejemplares del Corán. Todo desapareció”, mencionó con tristeza.
Reconstruyendo la comunidad antes del Ramadán
Con la llegada inminente del Ramadán, la comunidad se enfrentó a una pregunta difícil: ¿Dónde orarán y romperán el ayuno este año?
La buena noticia llegó cuando una escuela islámica local, New Horizon Islamic School, ofreció su espacio para que la congregación pudiera reunirse cuatro noches a la semana durante Ramadán. Al enterarse de esto, los fieles no pudieron contener su gratitud. Entre suspiros de alivio y exclamaciones de “¡Alhamdulillah!” (alabado sea Dios), los miembros sintieron un destello de esperanza.
Una comunidad resiliente
Muchos de los fieles han vivido en Altadena por décadas y consideran la mezquita como un pilar de sus vidas. Aaron Abdus-Shakoor, uno de los fundadores del templo y actual presidente de la junta directiva, perdió su hogar y su negocio en el incendio, pero enfatizó que no permitirán que la comunidad se disuelva: “Hemos sido buenos ciudadanos y siempre hemos tratado de ser una influencia positiva en la comunidad. No nos rendiremos”.
Para Salah Eddine Benatia, un inmigrante argelino que llegó recientemente a EE.UU., la mezquita era su conexión con un sentido de familia. “Me sentí tan bienvenido aquí. Extraño mi casa durante Ramadán, pero este lugar se convirtió en mi hogar lejos de casa.”
Más allá de un edificio: la unión espiritual
A pesar de perder el templo físico, la comunidad está decidida a mantenerse unida. Cada noche de Ramadán, los miembros se reunirán para orar, compartir el iftar (comida nocturna que rompe el ayuno) y encontrar apoyo mutuo en estos tiempos difíciles.
Para muchos, el Ramadán es una época de reflexión y gratitud, y la comunidad de Masjid Al-Taqwa ha demostrado que su fe y lazos comunitarios son más fuertes que cualquier adversidad. La esperanza es que, con el tiempo, la mezquita pueda ser reconstruida, pero hasta entonces, su espíritu sigue vivo en cada uno de sus fieles.