El controvertido gesto de Steve Bannon y la reacción global
El exasesor de Trump desata polémica en CPAC con un gesto que muchos interpretaron como un saludo nazi
La polémica en CPAC
Steve Bannon, ex estratega jefe de Donald Trump, se convirtió en el centro de una fuerte controversia durante la última edición de la Conservative Political Action Conference (CPAC), celebrada a las afueras de Washington, D.C. El motivo: un gesto realizado al finalizar su discurso que muchos interpretaron como un saludo nazi.
Mientras alentaba a la audiencia a “¡Luchar! ¡Luchar! ¡Luchar!”, Bannon extendió su brazo derecho con la palma plana. Este gesto fue rápidamente asociado con el saludo característico de los nazis, lo que desató una ola de críticas a nivel nacional e internacional.
La respuesta de Bannon
Bannon, quien popularizó su influyente podcast War Room, negó rotundamente las acusaciones, asegurando que el gesto era simplemente un “saludo” de despedida. En declaraciones a un periodista francés, recalcó que lo hace al final de todas sus intervenciones públicas. “Es un gesto de agradecimiento, no un saludo nazi”, defendió.
A pesar de su respuesta, la polémica no se apagó. La Liga Antidifamación (ADL), una influyente organización contra el antisemitismo, expresó su preocupación por la “normalización” de este tipo de conductas, recordando el historial de Bannon en la promoción de posturas extremistas.
Reacciones internacionales
La controversia tomó un giro inesperado cuando Jordan Bardella, presidente del partido de extrema derecha francés Agrupación Nacional, canceló su intervención en CPAC en protesta por el supuesto gesto de Bannon. “No puedo asociarme con alguien que realice un gesto que remite a la ideología nazi”, declaró Bardella.
La respuesta de Bannon no se hizo esperar: calificó al político francés de “indigno de liderar Francia” y lo llamó “un niño, no un hombre” en declaraciones a la prensa estadounidense.
Repercusiones en la derecha radical
El incidente generó divisiones incluso dentro de la extrema derecha. Mientras algunos sectores abrazaron la narrativa de que Bannon estaba simplemente “trolleando” a los medios y a la izquierda, otros, como el ultraderechista Nick Fuentes, admitieron que la situación resultaba “incómoda incluso para mí”.
Esto pone de manifiesto las tensiones internas dentro del movimiento MAGA y otros grupos conservadores sobre hasta dónde llegar en sus provocaciones públicas, especialmente en un año electoral en el que Trump busca recuperar la Casa Blanca.
Bannon y su agenda política
No es la primera vez que Bannon genera polémica con sus discursos incendiarios. Desde que dejó su puesto en la Casa Blanca en 2017, ha impulsado la idea de que la elección de 2020 fue fraudulenta y sigue promoviendo la idea de que Trump podría buscar un tercer mandato, a pesar de que la Constitución de Estados Unidos lo prohíbe expresamente.
Su presencia en CPAC refuerza su importancia como ideólogo de la derecha más radical y como una figura clave en la movilización de bases trumpistas.
Trump y los gestos en entredicho
Bannon no es la única figura cercana a Trump cuya gestualidad ha sido puesta bajo la lupa. En enero, el magnate Elon Musk también generó polémica por un gesto ambiguo durante un evento pro-Trump. Sin embargo, en ese caso, la ADL concluyó que el empresario había realizado un gesto emocionado, sin intención de connotaciones nazis.
Casos como estos revelan una estrategia constante dentro del ala radical de la derecha: jugar con la ambigüedad y la provocación para mantener a la opinión pública en un estado de permanente confrontación.
El futuro de la extrema derecha
Este episodio sugiere que la extrema derecha global sigue enredada en una lucha por definir sus límites y estrategias. Mientras algunos buscan moderar su imagen para ganar influencia política, otros siguen apostando por la provocación para mantener movilizados a sus seguidores más radicales. Bannon, sin duda, pertenece a esta última categoría.
Queda por ver si la polémica afectará su influencia dentro del ecosistema de la derecha trumpista. Lo cierto es que en un ciclo electoral cada vez más polarizado, los gestos y discursos tendrán un peso cada vez mayor en la batalla por el futuro político de EE.UU.