Donald Trump: Poder, Lealtad y una Segunda Administración Sin Restricciones

El exmandatario regresa a la Casa Blanca con un enfoque más autoritario y decidido a consolidar su visión sin obstáculos.

Un Donald Trump decidido a imponer su voluntad

Durante su primera administración, Donald Trump mostró una actitud errática y su capacidad de ejecución se vio obstaculizada por miembros de su propio equipo que suavizaban o ignoraban sus órdenes más controvertidas. Sin embargo, en esta segunda etapa al mando de Estados Unidos, el expresidente ha demostrado que no permitirá que eso se repita.

Desde el primer día de su nuevo mandato, Trump ha movido rápidamente sus piezas para consolidar un gabinete lleno de leales, eliminando cualquier resquicio de burocracia que pueda interponerse en sus planes. El lema de su administración es claro: “promesas hechas, promesas cumplidas” y su enfoque de gobierno es más autoritario que nunca.

Eliminación de la burocracia y reducción del “Estado Profundo”

Uno de los principales objetivos de Trump ha sido reducir lo que él y sus aliados llaman el “Estado Profundo” —burócratas y funcionarios de carrera que supuestamente buscan socavar su autoridad. Para ello, ha designado a Elon Musk como la persona encargada de restructurar y reducir drásticamente el aparato gubernamental.

Este esfuerzo ha resultado en despidos masivos en agencias clave como la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB), la Agencia de los EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) e incluso el Departamento de Justicia. Las consecuencias de esta purga son significativas: muchas de estas agencias han quedado prácticamente inoperativas.

La influencia de Trump en el Departamento de Justicia

Uno de los organismos más afectados por la reestructuración de Trump ha sido el Departamento de Justicia, que jugó un papel clave en la investigación en su contra durante su primera administración. Ahora, con figuras leales a su causa en posiciones clave, como Emil Bove en el cargo de vicefiscal general, Trump ha logrado bloquear investigaciones en su contra y manipular casos de gran relevancia.

Un claro ejemplo de ello fue la reciente decisión de retirar los cargos de corrupción contra el alcalde de Nueva York, Eric Adams, bajo el argumento de que su colaboración con las políticas de inmigración de Trump era más importante que su procesamiento.

Perdones presidenciales y la revisión del asalto al Capitolio

Otro de los movimientos más agresivos de Trump en su segunda administración ha sido el perdón masivo a más de 1,500 personas, incluyendo a seguidores que participaron en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. No solo ha liberado a los acusados, sino que ha iniciado una investigación interna en el FBI para identificar y penalizar a los agentes que participaron en las pesquisas contra estos individuos.

Los agentes que actuaron “con intención corrupta o partidista” serán castigados, según declaraciones de Emil Bove, lo que ha generado gran controversia y la renuncia de varios fiscales en señal de protesta.

Trump contra la Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI)

En un esfuerzo por eliminar lo que considera “agendas progresistas”, la administración Trump ha lanzado una ofensiva contra los programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) en todas las agencias gubernamentales. Ha firmado órdenes ejecutivas terminando con estos programas y estableciendo canales de denuncia para los empleados que los continúen promoviendo.

La Oficina de Gestión de Personal ha advertido que no habrá repercusiones para quienes denuncien estas actividades, pero aquellos que no reporten la existencia de programas DEI en un plazo de 10 días podrán enfrentarse a sanciones disciplinarias.

El control absoluto del gobierno: ¿hasta dónde llegará?

La segunda administración de Trump ha convertido la Casa Blanca en un fortín de poder donde la lealtad es la moneda de cambio. A diferencia de su primer mandato, donde muchas de sus intenciones se frustraron por la desorganización y la resistencia interna, ahora cuenta con un equipo que ejecuta su visión sin cuestionamientos.

Analistas como Timothy Naftali, historiador de la Universidad de Columbia, advierten que este Trump es “más enfadado, más despiadado y más efectivo” que en su primer gobierno. Los cambios impulsados sugieren que Estados Unidos está viendo una de las administraciones más centralizadas en la historia del país.

Si bien sus seguidores argumentan que está cumpliendo fielmente con lo que prometió en campaña, sus críticos ven en estos cambios un giro peligroso hacia una concentración desproporcionada de poder. La gran pregunta es: ¿hasta dónde llegará Trump en su afán de consolidarse como la figura política más dominante de la era moderna?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press