Un mural convertido en polémica: la batalla legal de una panadería en New Hampshire

Un mural de pasteles y montañas enfrenta a un panadero y al ayuntamiento en un caso que pone a prueba la libertad de expresión.

El arte en disputa

En la apacible localidad de Conway, New Hampshire, una panadería se encuentra en el centro de una lucha legal que podría sentar un precedente en la interpretación de la Primera Enmienda. Sean Young, dueño de Leavitt’s Country Bakery, encargó a estudiantes de secundaria la creación de un mural vibrante que representa un paisaje montañoso con donuts, muffins y rollos de canela iluminados por el sol. Lo que parecía un simple gesto artístico se ha transformado en un enfrentamiento legal con el gobierno local.

¿Signo publicitario o expresión artística?

Las autoridades de Conway consideran que la obra de 90 pies cuadrados califica como un anuncio, ya que representa los productos que se venden dentro del establecimiento. Según la normativa local, cualquier representación empleada para identificar el propósito de un negocio es un cartel, y, por ende, debe cumplir con restricciones de tamaño.

El mural de la panadería excede en cuatro veces el máximo permitido para un letrero, lo cual ha generado una orden para su modificación o remoción. Young se niega a hacerlo, argumentando que el mural es una expresión artística y no un anuncio publicitario. “Me sentí artísticamente ofendido por los estudiantes”, dijo Young en una audiencia en la corte. “Es ofensivo moverlo. No quiero hacerlo”.

La normativa y su interpretación

De acuerdo con la política municipal de Conway, un “cartel” es “cualquier dispositivo, estructura o accesorio que use color, forma, gráficos, iluminación, símbolos o escritura para anunciar, anunciar el propósito de, o identificar a cualquier persona o entidad, o para comunicar información de cualquier tipo al público, ya sea comercial o no comercial.”

La amplitud de esta definición ha sido objeto de debate, ya que, en palabras del propio juez del caso, cubre prácticamente “todo”. Su interpretación estricta podría significar que cualquier mural en la ciudad, si es considerado relacionado con la actividad comercial del lugar donde se exhibe, podría ser ilegal.

Impacto para la comunidad y el turismo

La ciudad de Conway, ubicada en la región de los White Mountains, es conocida por sus paisajes naturales y atracciones turísticas. Los funcionarios argumentan que la regulación de carteles es una manera de preservar la belleza del área y evitar la proliferación indiscriminada de anuncios. Jeremy Gibbs, el inspector de zonificación, explicó que sin reglas claras, la ciudad podría verse inundada por carteles y luces, afectando su atractivo visual y ocasionando distracciones peligrosas para los conductores.

No obstante, los defensores de Young argumentan que el mural no daña la estética del entorno y, por el contrario, añade un elemento de atractivo cultural a la comunidad.

Libertad de expresión y precedentes judiciales

El caso de Young no solo es una disputa entre un panadero y la administración local, sino que también podría convertirse en un referente legal sobre los límites de la libertad de expresión en la regulación comercial.

El fallo de este tribunal podría influir en futuras decisiones sobre el derecho de los negocios a exhibir murales o decoraciones sin ser categorizados automáticamente como publicidad. En un contexto donde los límites entre arte y comercio son cada vez más difusos, el resultado de esta disputa será observado con interés por artistas, empresarios y reguladores en todo el país.

Mientras tanto, el mural permanece en su lugar, brillando con sus coloridos montes y donas glaseadas, esperando el veredicto final sobre si es libre expresión artística o una simple estrategia publicitaria.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press