Escándalo de corrupción DWI en Albuquerque: sobornos, fraude y la caída de una red criminal

La trama de corrupción que involucró abogados y policías muestra cómo operaba un esquema que permitía evadir condenas por conducir bajo influencia

El estado de Nuevo México se ha visto sacudido por uno de los escándalos más impactantes en su historia reciente: una vasta red de corrupción judicial vinculada a delitos de conducción en estado de ebriedad (DWI, por sus siglas en inglés). Esta red involucró a agentes de policía, abogados y otros funcionarios en la manipulación del sistema judicial.

El abogado en el centro del escándalo

Thomas Clear III, un prominente abogado en Albuquerque, ha sido identificado como la cabeza de lo que las autoridades federales describen como una ‘Empresa de DWI’. Según la acusación, su firma legal ofrecía sobornos de miles de dólares y regalos a los oficiales de policía a cambio de que estos no se presentaran en los tribunales como testigos en casos de DWI. Esta práctica llevaba a que múltiples casos de conducción bajo la influencia quedaran impunes.

Clear se declaró culpable de asociación delictuosa, soborno y dos cargos relacionados con extorsión. Su admisión de culpabilidad llega apenas un día después de que la Corte Suprema de Nuevo México le suspendiera su licencia para ejercer la abogacía.

Policías implicados y el impacto en el departamento

Junto a Clear, varias figuras de las fuerzas del orden también han sido señaladas en este escándalo. Neill Elsman, un exoficial de Albuquerque, se declaró culpable de recibir sobornos y de intentar interferir en procesos judiciales mediante extorsión. No es el único, ya que al menos 12 agentes fueron suspendidos tras conocerse la trama, y 10 más han terminado fuera del departamento como resultado de la investigación.

El jefe de policía de Albuquerque, Harold Medina, ha declarado que su departamento trabaja con el FBI para desenmarañar todo el entramado corrupto. “No dejaremos piedra sin mover”, dijo Medina, agregando que si es necesario revisarán registros de hasta 30 años atrás para exponer la corrupción dentro de la fuerza.

Un esquema bien estructurado y en expansión

Según el testimonio de Clear, esta red de corrupción no era nueva ni estática; por el contrario, creció con el tiempo a medida que más oficiales fueron incorporándose al esquema. Algunos agentes indicaban a su firma qué casos podían ser manipulados, permitiéndoles obtener pagos continuos por su ‘colaboración’.

Más aún, Clear admite que dentro del Departamento de Policía de Albuquerque existía un proceso de reclutamiento y ‘formación’ para perpetuar este sistema en la unidad de DWI. Los miembros más experimentados guiaban a los nuevos reclutas en la forma correcta de participar sin levantar sospechas.

Las repercusiones legales y el futuro de la investigación

Desde que comenzó la investigación, ya tres exoficiales han llegado a acuerdos para declararse culpables, y el exparalegal de Clear, Ricardo Mendez, también ha admitido su papel en el esquema. Sin embargo, los fiscales creen que la red es aún más amplia y que nuevos nombres seguirán saliendo a la luz.

Este escándalo es un recordatorio de cómo la corrupción puede infiltrarse en instituciones clave cuando no existen mecanismos suficientes de control y supervisión. La administración policial de Albuquerque tiene ahora la tarea no solo de restaurar su reputación, sino de asegurarse de que estas prácticas no vuelvan a enraizarse.

El caso de Thomas Clear III y la corrupción en los casos DWI seguirá evolucionando en los tribunales, pero para las víctimas de accidentes causados por conductores ebrios cuyas condenas fueron manipuladas, la justicia parece haber sido retrasada por años.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press