Irán y el legado de la Revolución Islámica: 45 años de resistencia y desafíos
Entre sanciones y tensiones geopolíticas, el aniversario de la Revolución Islámica de 1979 sigue marcando el rumbo del país y su relación con Occidente.
Un aniversario cargado de simbolismo
Cada 11 de febrero, Irán conmemora un episodio que transformó por completo su historia: la Revolución Islámica de 1979. Este año, la celebración llega en un contexto de tensiones renovadas con Estados Unidos, sanciones asfixiantes y un escenario económico desafiante.
Las calles de Teherán y otras ciudades se llenaron de manifestantes portando banderas, pancartas antiestadounidenses e imágenes del líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei. Esta demostración anual no solo recuerda el fin del régimen del sah Mohammad Reza Pahlavi, sino que también sirve como plataforma para reafirmar la postura desafiante de Irán ante Occidente.
El impacto del “máximo presión” de Trump
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha revivido su política de “máxima presión” sobre Irán, reimpulsando sanciones económicas que han profundizado la crisis financiera del país. La moneda nacional, el rial, ha caído a mínimos históricos, alcanzando los 928,500 riales por dólar en el mercado negro.
El presidente reformista de Irán, Masoud Pezeshkian, reconoció el impacto de estas sanciones y calificó la actual situación como una “guerra económica a gran escala”. Sin embargo, mantuvo un discurso desafiante al afirmar que Irán “nunca se inclinará ante los extranjeros”. A pesar de sus tendencias moderadas, su tono reciente sugiere que las tensiones con Washington seguirán sin resolverse en el corto plazo.
El recuerdo de la caída del sah
Para comprender el fervor con el que se celebra esta fecha, es esencial recordar el contexto de la Revolución Islámica. A finales de la década de 1970, Irán vivía un clima de revuelta contra el régimen del sah, quien había sido instalado con el apoyo de Estados Unidos y era percibido como un gobernante autoritario y alineado con intereses occidentales.
- El 16 de enero de 1979, el sah abandonó Irán en medio de protestas masivas.
- El 1 de febrero de 1979, el ayatolá Ruhollah Jomeiní retornó del exilio en Francia y lideró el movimiento revolucionario.
- El 11 de febrero de ese año, el régimen prooccidental del sah colapsó oficialmente, dando paso a la instauración de la República Islámica.
Lo que siguió fue una transformación radical del país, que pasó de ser un estado monárquico con estrechos lazos con Washington a convertirse en una teocracia liderada por el clero chií.
Las tensiones actuales con EE.UU. e Israel
En la celebración de este año, los manifestantes no dejaron pasar la oportunidad de expresar su rechazo hacia EE.UU. e Israel. Pancartas con frases como “Muerte a América” y “Muerte a Israel” fueron comunes en la manifestación, mientras que algunos carteles proclamaban la eliminación total del Estado israelí.
Irán ha mantenido una política exterior marcadamente antagónica hacia Israel desde 1979. La relación con EE.UU., deteriorada por décadas, sufrió un golpe aún más fuerte con la retirada de Trump del acuerdo nuclear en 2018 y su reimposición de sanciones. Ahora, la posibilidad de nuevas negociaciones parece lejana, especialmente tras las declaraciones del ayatolá Khamenei afirmando que entablar conversaciones con Washington sería “no inteligente y deshonroso”.
El futuro incierto de Irán
Aunque la Revolución Islámica sigue siendo un punto de orgullo nacional para el gobierno, la realidad para los ciudadanos es mucho más compleja. La inflación galopante, el desempleo y la falta de oportunidades generan un creciente descontento en sectores de la sociedad iraní, especialmente entre los jóvenes.
Las protestas antigubernamentales han sido recurrentes en los últimos años, con manifestaciones impulsadas tanto por razones económicas como por demandas de mayores libertades políticas y sociales. Sin embargo, la represión del Estado ha impedido que estos movimientos se traduzcan en un cambio significativo.
Mientras Irán conmemora 45 años de su revolución, su futuro sigue siendo incierto. Enfrentado a sanciones, presiones internacionales y demandas internas de reforma, el régimen islámico se encuentra en una encrucijada crucial que definirá el rumbo del país en los próximos años.