El calvario diario de los palestinos en Cisjordania: más barreras, más controles, menos libertad

Las restricciones israelíes han paralizado la vida cotidiana en Cisjordania, haciendo de cada desplazamiento una odisea.

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Un viaje interminable

Para Abdullah Fauzi, un banquero de Nablus, lo que antes era un viaje de una hora hasta su trabajo en Ramala se ha convertido en una travesía de más de cuatro horas. Tras el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023 y la respuesta militar israelí en Gaza, Cisjordania se ha convertido en un laberinto de controles y bloqueos que han transformado la vida de los palestinos en una prueba de resistencia diaria.

Los nuevos puestos de control israelíes han hecho que ciudadanos como Fauzi se enfrenten a horas de espera y trayectos tortuosos para llegar a sus lugares de trabajo. “Puedes volar a París en el tiempo que tardamos en llegar a nuestras casas”, se lamentó el banquero, atrapado en un embotellamiento en el puesto de control de Atara.

Un pretexto de seguridad o una estrategia política

Desde que la tregua entre Israel y Hamás entró en vigor, la represión en Cisjordania no se ha detenido. Por el contrario, la situación ha empeorado. Los colonos radicales israelíes, descontentos con el alto al fuego, han llevado a cabo incursiones violentas en aldeas palestinas, incendiando viviendas y vehículos.

El ejército israelí justifica los nuevos controles y bloqueos como una medida para prevenir ataques de militantes. Sin embargo, expertos aseguran que el verdadero objetivo es fortalecer la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania, una demanda de los líderes de los colonos en el gobierno de Netanyahu.

Tahani Mustafa, analista del International Crisis Group, señala que “Israel ahora tiene vía libre para hacer lo que quería en Cisjordania desde hace tiempo: expandir asentamientos y avanzar hacia la anexión.”

La vida diaria bajo asedio

El aumento de los controles ha trastocado la vida de cientos de miles de palestinos. Los trabajadores pierden sus empleos por llegar tarde, los enfermos mueren esperando cruzar un puesto de control y los comerciantes ven sus productos perecer en largas inspecciones.

Ahmed Jibril, gerente de emergencias en la Media Luna Roja Palestina, denuncia que las ambulancias reciben el mismo trato que los automóviles particulares y que en numerosas ocasiones se les ha negado el paso en casos urgentes. “El mes pasado, una mujer de 46 años murió de un infarto mientras esperaba cruzar un control militar en Hebrón”, declaró.

Además de los retrasos, las restricciones han generado una severa crisis económica. El ministro de Economía palestino, Mohammad Alamour, reportó que la economía de Cisjordania se contrajo un 28% en el último año debido a las sanciones impuestas por Israel. La eliminación de permisos de trabajo para palestinos en Israel ha dejado al 30% de la población sin empleo.

Las barricadas de la desesperación

Los obstáculos no solo son físicos, sino también psicológicos. Para muchos palestinos, la sensación de encierro y control es insoportable. La radio en Cisjordania ha cambiado sus prioridades: ahora, las noticias del tráfico fueron reemplazadas por reportes en tiempo real sobre el estado de los checkpoints.

“Antes revisaba el clima al despertar, ahora miro en WhatsApp qué puesto de control está cerrado”, dice Yasin Fityani, un ingeniero de 30 años atrapado en uno de los bloqueos. “Ya no vivimos, sobrevivimos.”

Un futuro incierto

Para la población palestina, el presente es asfixiante y el futuro incierto. Las restricciones que, según Israel, tienen como objetivo aumentar la seguridad, en realidad están asfixiando la economía palestina y forzando a más ciudadanos a considerar el exilio como su única escapatoria.

“Estos bloqueos no proporcionan seguridad,” concluye Alamour. “Solo presionan al pueblo palestino y le hacen querer abandonar su país.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press