Elon Musk y su revolución en el gobierno: ¿éxito o caos?
Tras su impactante gestión en Twitter, Musk lleva su filosofía de recortes extremos y reestructuración al gobierno federal con la bendición de Donald Trump.
Elon Musk y su método de gestión radical
La compra de Twitter en 2022 por parte de Elon Musk marcó el inicio de un polémico proceso de reestructuración empresarial. Despidos masivos, impago de rentas y reducción de costos fueron el sello de su estrategia para transformar la red social en lo que ahora es X. Sin embargo, el éxito de su plan sigue siendo debatido, con la empresa enfrentando una caída en ingresos por publicidad y una disminución en el número de usuarios.
Ahora, con el respaldo del presidente Donald Trump, Musk ha llevado sus técnicas al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), consolidando su poder en la administración pública, marginando a funcionarios de carrera y desafiando las normas tradicionales del aparato estatal.
Recortes, caos y demandas legales
Según Emily Horne, exjefa de comunicaciones de Twitter, Musk aplica una estrategia de poder inflexible: “Tomar el control, erradicar la oposición y rehacer la organización a su imagen y semejanza”. Esto ha llevado a un ambiente laboral de incertidumbre y a la posibilidad de confrontaciones legales significativas.
Un claro ejemplo es X, que se encuentra en diversas batallas judiciales con más de 2,000 empleados despedidos bajo la administración de Musk. Su tendencia a evitar pagos contractuales ha generado demandas por alquileres impagos e incumplimientos laborales, una dinámica que parece estar replicándose en su gestión gubernamental.
El impacto en la administración pública
Musk ha eliminado programas de diversidad, equidad e inclusión en el gobierno, tal como lo hizo en Twitter. Además, su énfasis en el “rendimiento extremo” ha generado medidas intimidatorias, como la solicitud a empleados de presentar informes de su productividad de manera superficial y sin previo análisis.
La reacción del Congreso y de Wall Street
Nicholas Bagley, profesor de derecho de la Universidad de Michigan, advierte sobre la dudosa legalidad de las decisiones de Musk en el gobierno, ya que el poder de gasto lo tiene el Congreso, no el ejecutivo. Se anticipan pleitos judiciales que puedan frenar sus intentos de imponer su visión empresarial en la administración pública.
Ross Gerber, inversionista y accionista minoritario en X, anticipa que Musk fracasará en Washington: “El gobierno federal lo devorará y lo escupirá”. Wall Street también permanece escéptico, ya que las tácticas de Musk han generado pérdidas millonarias en Twitter/X y podrían replicarse en el sector gubernamental.
¿Éxito o fracaso?
El enfoque de Musk ha consolidado su influencia en sectores clave de la política estadounidense, pero su experimentación con la eficiencia gubernamental podría generar más inestabilidad que logros concretos. Con miles de empleos en juego y desafíos legales en el horizonte, la pregunta sigue en el aire: ¿será esta la mayor transformación del gobierno o solo otro capítulo en la historia de las controversias de Musk?