El acceso a la salud mental infantil en Texas: crisis, desafíos y urgencia de financiamiento
El programa YES Waiver ha salvado vidas, pero la falta de fondos y la baja remuneración de los proveedores han dejado a cientos de niños sin atención adecuada.
Un sistema de salud mental infantil al borde del colapso
En Texas, las familias que enfrentan crisis de salud mental en sus hijos suelen enfrentarse a una difícil encrucijada: buscar el tratamiento que necesitan o arriesgarse a perder la custodia de sus hijos para que el estado pueda proporcionarles atención. Este es el caso de muchos que recurren al programa Youth Empowerment Services (YES) Waiver, diseñado para ofrecer servicios intensivos de salud mental a familias con bajos ingresos. Sin embargo, el programa enfrenta serios problemas de financiamiento que han reducido su capacidad de acción.
La historia de Quin Heston y su madre, Nidia, ilustra la complejidad de esta situación. Cuando Quin, diagnosticado con bipolaridad, autismo y TDAH, fue rechazado en su escuela hasta que se evaluara su salud mental, su madre se vio obligada a solicitar ayuda estatal. Pero el proceso fue tortuoso, con largas esperas y costos emocionales inimaginables.
Un programa vital con insuficientes recursos
El programa YES Waiver proporciona tratamientos ambulatorios intensivos para niños con trastornos psiquiátricos graves, evitando así el internamiento en hospitales estatales o en centros de tratamiento residencial. En 2023, unas 2,227 familias pudieron acceder a este servicio, pero la demanda fue mucho mayor, con 3,109 niños solicitando evaluación, un incremento del 53% en comparación con 2019.
El problema fundamental es la falta de fondos. En los últimos cinco años, el número de profesionales de salud mental que trabajan con Medicaid ha disminuido drásticamente. Entre 2020 y 2023, 386 proveedores se retiraron del programa debido a las bajas tasas de reembolso: mientras que en el sector privado pueden ganar hasta $180 por sesión, Medicaid solo cubre entre $60 y $122.
Un sistema con enormes tiempos de espera
Los efectos de este déficit financiero se traducen en periodos de espera de meses antes de recibir atención, lo que representa un grave peligro para los niños en crisis. En algunos condados, los tiempos de espera superan los seis meses, lo que ha llevado a muchas familias a abandonar el proceso o, en casos extremos, a perder la tutela de sus hijos para que el estado pueda intervenir.
Según el Texas Department of Family and Protective Services, en 2023, aproximadamente 108 niños fueron entregados al sistema de acogida debido a la falta de servicios de salud mental. Otros 461 niños ingresaron en el sistema de adopción porque sus padres no pudieron manejar sus necesidades de salud mental a causa de la falta de acceso a tratamientos.
Las consecuencias del abandono sanitario
La falta de servicios adecuados tiene otras repercusiones: cada año, el número de estudiantes de secundaria de Texas que reportan intentos de suicidio ha aumentado un 31% desde 2005. En el período escolar 2021-2022, el 23% de los padres encuestados por Texans Care for Children informaron que sus hijos sufrían algún tipo de problema mental, emocional o de conducta que afectaba su vida diaria.
Monica Reyes, especialista en salud mental que ha ayudado a cientos de familias a inscribirse en el programa YES Waiver, señala que si bien el programa es efectivo, la crisis de fondos ha hecho que el acceso sea casi imposible.
“Nuestros proveedores podrían ganar mucho más dinero fuera del sistema de Medicaid, por lo que cada vez menos aceptan estos casos”, explica Reyes.
El pedido de financiamiento y una solución posible
A pesar de estos problemas, el programa YES ha demostrado ser una inversión rentable para el estado: por cada niño atendido, Texas ahorra aproximadamente $12,500 en costos hospitalarios y residenciales.
Por ello, múltiples organizaciones como el National Alliance on Mental Illness of Texas y el Statewide Behavioral Health Coordinating Council han instado a los legisladores a aprobar una partida de $61.9 millones de dólares en el presupuesto estatal para el período 2026-2027. Esta suma permitiría expandir el programa y mejorar las tarifas de reembolso para atraer más proveedores.
“Creo que los legisladores deben reconocer esta creciente necesidad. Programas como el YES Waiver no curarán la enfermedad mental, pero sin duda ayudan enormemente”, afirma Quin Heston, quien hoy trabaja ayudando a jóvenes con condiciones neurodivergentes.
Por ahora, la incertidumbre persiste. Texas enfrenta un dilema crucial: invertir en la salud mental de su infancia o seguir viendo cómo cientos de niños y sus familias caen en un sistema que los deja sin apoyo.