La reconstrucción de la Gran Mezquita de al-Nuri: Un símbolo de renacimiento en Mosul
Tras años de devastación, Mosul recupera una pieza vital de su identidad con la restauración de su icónica mezquita y su minarete inclinado
Un ícono histórico revivido
Durante más de 850 años, el minarete inclinado de la Gran Mezquita de al-Nuri fue un emblema de Mosul, Irak. Sin embargo, en 2017, en los últimos días de la ocupación del Estado Islámico, la estructura fue destruida. Ahora, gracias a un esfuerzo internacional de reconstrucción, Mosul ve renacer una parte fundamental de su historia.
Un esfuerzo conjunto para preservar la identidad
La UNESCO, en colaboración con autoridades iraquíes y religiosas, ha liderado la reconstrucción del minarete utilizando técnicas tradicionales y materiales originales extraídos de los escombros. Este esfuerzo no solo busca restaurar el monumento, sino también devolver una pieza fundamental de la identidad cultural de la ciudad.
Según Ruwaid Allayla, Director de la Junta Estatal de Antigüedades y Patrimonio, la meta era mantener la autenticidad del sitio, logrando así que siguiera formando parte de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. “Este sitio es uno de los más simbólicos para los habitantes de Mosul. Hoy, este símbolo ha vuelto a la vida por completo”.
El desafío de reconstruir en un escenario de posguerra
La reconstrucción del minarete incluyó la eliminación de escombros contaminados con restos de guerra, además de la meticulosa catalogación de artefactos históricos. Omar Taqa, ingeniero del proyecto, explicó que diseñar una estructura que respetara la esencia del original fue uno de los retos más grandes del esfuerzo de restauración.
Un proyecto que trasciende lo religioso
La reconstrucción de Mosul no solo se limitó a la mezquita, sino que también abarcó lugares de culto cristianos. Al-Tahira Church, por ejemplo, también fue restaurada como parte de los esfuerzos por recuperar el legado pluricultural de la ciudad. Mar Benedictus Younan Hanno, arzobispo de Mosul para los católicos siríacos, subrayó que estos templos representan mucho más que simples edificaciones: son hitos de la memoria colectiva que podrían motivar a los cristianos desplazados a regresar.
La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, quien visitó Mosul recientemente, resaltó la importancia de revitalizar la pluralidad de la ciudad. “El sonido de las campanas de iglesia y los cánticos de coros cristianos en Mosul nuevamente es una señal de esperanza”, comentó Azoulay.
Un modelo para futuras restauraciones
La experiencia adquirida en la reconstrucción de Mosul será utilizada por la UNESCO en otros proyectos de restauración en regiones devastadas por la guerra, como Siria. Con una inversión de 115 millones de dólares, provenientes en gran parte de los Emiratos Árabes Unidos y la Unión Europea, este proyecto ha demostrado que la recuperación de una ciudad es posible cuando se combina conocimiento, voluntad política y financiamiento adecuado.
Para los habitantes de Mosul, este no es solo un esfuerzo arquitectónico, sino un primer paso hacia la reconstrucción de su comunidad y su identidad. Aún quedan muchas heridas por sanar, pero este renacimiento ha devuelto una luz de esperanza a una ciudad que sigue en pie a pesar de la adversidad.