Elon Musk y su influencia sin precedentes en la administración de Trump
El magnate tecnológico combina poder económico, mediático y político en un nivel nunca antes visto en una democracia.
El ascenso de Elon Musk como una de las figuras más influyentes en la administración del presidente Donald Trump ha generado una dinámica sin precedentes en la historia política de EE.UU. Su control sobre la plataforma X (antes Twitter) no solo le permite amplificar los mensajes del gobierno republicano, sino también intimidar a sus detractores y consolidar un nivel de poder sin parangón.
Elon Musk: una voz omnipresente en la política
Desde el inicio del mandato de Trump, Musk ha utilizado X para promover las políticas de la administración, criticar agencias gubernamentales y desacreditar a funcionarios que abandonan sus cargos bajo presión. Su número de seguidores en la plataforma supera los 215 millones de usuarios, lo que le permite alcanzar un público masivo de manera directa y sin filtros.
Uno de los aspectos más polémicos de su influencia es su relación con el Departamento de Gobierno de Eficiencia (DOGE), organismo que preside y que busca reducir el gasto gubernamental. A través de X, Musk ha descrito la USAID como una “organización criminal” y ha celebrado políticas de reducción del aparato estatal.
Conflictos de interés y concentración de poder
Musk no está sujeto a las mismas restricciones éticas y financieras que otros funcionarios debido a su estatus como empleado gubernamental especial. Esto ha despertado preocupaciones sobre su capacidad para manejar información privilegiada mientras continúa dirigiendo sus empresas privadas, incluidas Tesla y SpaceX.
El propio Trump ha restado importancia a estas preocupaciones, argumentando que si detectan un conflicto de interés, Musk “no podrá acercarse” a la cuestión en cuestión. Sin embargo, para muchos expertos en política, la consolidación de poder mediático, económico y gubernamental en manos de Musk marca un punto de inflexión en la democracia estadounidense.
El uso de X como herramienta de gobierno
La plataforma X se ha convertido en el principal medio de comunicación del gobierno de Trump, con Musk utilizando su cuenta tanto para anuncios oficiales como para ataques personales contra sus opositores. En una ocasión reciente, acusó sin pruebas a un exfuncionario del Departamento del Tesoro de cometer un crimen “a una escala que hace ver a la mafia como ladrones de galletas”.
El carácter unidireccional y la falta de transparencia en los mensajes oficiales que emergen de X han generado confusión y desinformación. Un ejemplo de esto ocurrió cuando Musk declaró en la plataforma que había “eliminado” la agencia 18F, encargada de innovaciones tecnológicas para el gobierno. Sin embargo, no existió un anuncio oficial al respecto, lo que provocó incertidumbre entre los ciudadanos sobre la continuidad del programa IRS Direct File.
La intimidación como estrategia
Además de usar X para promover las acciones del gobierno, Musk también ha recurrido a la intimidación de críticos y opositores. Usuarios que han cuestionado su gestión en el DOGE han visto cómo sus cuentas en la plataforma han sido suspendidas sin justificación clara.
Asimismo, fiscales del gobierno han respondido a sugerencias de cuentas anónimas pro-Trump en X, lo que pone en duda la independencia del sistema judicial y su relación con las redes sociales controladas por empresarios cercanos a la Casa Blanca.
La relación con otros gigantes tecnológicos
El enfoque de Musk no es único en la industria tecnológica. Bajo la administración de Trump, otros líderes del sector han alineado sus plataformas con las prioridades del presidente. Mark Zuckerberg (Meta) ha eliminado iniciativas de verificación de datos y promovido la idea de que el gobierno censura el discurso conservador. TikTok, cuya permanencia en EE.UU. depende de la aprobación del gobierno, podría convertirse en parte de un esquema de propiedad estatal.
¿Dónde termina Musk y empieza el gobierno?
Para analistas políticos como Steven Levitsky, el caso de Musk ilustra el deterioro de la democracia estadounidense. “Estamos viendo una fusión entre poder empresarial y estatal sin precedentes en una democracia moderna. Elon Musk maneja un nivel de influencia sobre el gobierno que hace borrosa la línea de separación entre el sector privado y el público”.
El desenlace de esta inusual intersección entre tecnología y política aún está por verse. Sin embargo, el papel de Musk en la administración Trump podría sentar precedentes sobre cómo los magnates tecnológicos pueden usar sus recursos para dar forma al discurso gubernamental y moldear el futuro de la democracia.