El ascenso imparable de la agenda MAGA: ¿hasta dónde llega el poder de Trump?
El expresidente Donald Trump está reconfigurando el partido republicano, impulsando políticas radicales y desmantelando agencias gubernamentales, mientras la resistencia interna se disuelve.
Una lealtad inquebrantable: el Partido Republicano y su respaldo absoluto
Desde su regreso al escenario político, Donald Trump ha reforzado su control sobre el Partido Republicano, logrando una alineación casi total con su renovada y radicalizada agenda Make America Great Again (MAGA). Los legisladores republicanos, en su mayoría, han optado por respaldarlo sin cuestionamientos, incluso cuando sus medidas desafían principios clásicos del conservadurismo estadounidense.
Trump ha ido más allá de sus propias promesas de campaña, defendiendo aranceles agresivos, proponiendo la toma de control de redes sociales y planteando la adquisición territorial de Groenlandia, entre otras medidas. Estas acciones han sido aceptadas sin grandes cuestionamientos dentro de su partido, algo impensable años atrás.
Las medidas más radicales del nuevo MAGA
- Aranceles y guerras comerciales: Trump ha amenazado con imponer tarifas a México y Canadá, dos de los principales socios comerciales de EE.UU.
- Expansión del control estatal: Se han tomado pasos hacia la nacionalización de TikTok y otras empresas tecnológicas.
- Reducción de agencias gubernamentales: Se están cerrando entidades como USAID, clave en el equilibrio de poder en política exterior.
- Política internacional agresiva: Se han insinuado intervenciones militares e incluso la adquisición de Groenlandia como un estado de EE.UU.
La lealtad a Trump y el debilitamiento del escrutinio
A pesar de posturas que en otro tiempo habrían sido impensables, los republicanos han optado por seguir a Trump sin poner obstáculos. Kevin Cramer, senador republicano de Dakota del Norte, defendió las acciones sobre USAID, argumentando que corresponde al presidente marcar un nuevo camino.
“El pueblo estadounidense pidió un cambio de rumbo”, afirmó.
Sin embargo, algunos dentro del partido han mostrado ciertas reservas. Senadores como Tom Cotton y Rand Paul han cuestionado la seguridad nacional frente a medidas arriesgadas, aunque estas críticas han sido aisladas y sin un impacto significativo en la popularidad de Trump dentro de su base política.
Elon Musk y su papel en la reestructuración del gobierno
Uno de los elementos que más controversia ha generado es la participación de Elon Musk en el diseño de la reestructuración gubernamental. Musk, mediante el llamado Departamento de Government Efficiency (DOGE), ha obtenido acceso a información clasificada y bases de datos gubernamentales. Esto ha generado preocupación en el Senado, especialmente entre los demócratas, quienes han exigido respuestas sobre la seguridad de los datos.
El acceso de Musk a información de alto nivel ha sido descrito por legisladores como un riesgo para la seguridad nacional, ya que incluye detalles sobre operaciones de inteligencia, nombres de agentes encubiertos y transacciones gubernamentales sensibles.
Demócratas en lucha: ¿qué pueden hacer contra la ola MAGA?
El partido demócrata se enfrenta a un dilema: cómo contrarrestar el avance de una administración que opera en los márgenes de las normativas tradicionales del gobierno. Senadores como Tammy Baldwin han instado a una postura unificada para bloquear ciertos decretos presidenciales y la influencia desenfrenada de Musk. Sin embargo, con una mayoría republicana en ambas cámaras, la capacidad de frenar estas políticas es limitada.
“Si solo los demócratas levantan la voz, tendremos un problema. Necesitamos republicanos que se unan a nosotros”, declaró Baldwin en una reciente sesión legislativa.
¿Cuánto tiempo durará esta transformación?
La evolución del Partido Republicano hacia una estructura más homogénea y leal a una sola figura es un hecho consumado. Lo que resta por definir es hasta qué punto esta dinámica continuará sin resistencia. Con las elecciones en el horizonte, la capacidad de Trump para consolidar su modelo de gobierno podría definir el próximo gran capítulo de la política estadounidense.