Semillas indígenas en Kenia: una solución resiliente para la seguridad alimentaria
Descubre cómo un banco de semillas y agricultores locales están luchando contra los efectos del cambio climático en Kenia.
En el corazón de Kikuyu, Kenia, un pequeño pero poderoso bastión se alza en defensa de la agricultura del país: el Banco Nacional de Semillas. Desde su creación en 1988, esta institución ha trabajado para salvaguardar más de 50,000 variedades de semillas, muchas de ellas heredadas de comunidades locales y adaptadas por generaciones a las condiciones climáticas de la región.
Por qué las semillas indígenas son clave
En un contexto donde el cambio climático y la pérdida de biodiversidad avanzan rápidamente, las semillas indígenas están demostrando ser una herramienta crucial. Según Desterio Nyamongo, director del Instituto de Recursos Genéticos que opera el banco, muchas variedades tradicionales han mostrado ser más resistentes frente a plagas, enfermedades y suelos pobres en nutrientes. Pero, sobre todo, destacan por su capacidad de adaptación a climas extremos. "Algunas variedades tradicionales abandonadas están rindiendo más que las semillas híbridas en áreas marginales", señaló Nyamongo.
Esto resulta fundamental en un país como Kenia, donde la agricultura depende en gran medida de las lluvias en lugar de los sistemas de riego. Actualmente, el sector contribuye al 33% del producto interno bruto (PIB) keniano, mientras enfrenta el desafío constante de ciclos de sequías e inundaciones cada vez más intensos.
El problema de las semillas híbridas
Si bien los híbridos prometen mayores rendimientos, muchos agricultores han reportado pérdidas significativas al plantar semillas híbridas que requieren altos insumos como fertilizantes y pesticidas. Además, el alto costo de estas semillas representa una carga para pequeños agricultores. Como agravante, en los últimos meses han circulado semillas híbridas falsificadas que han llevado a pérdidas económicas importantes para los campesinos.
Para los agricultores que no pueden permitirse comprar nuevos insumos cada temporada, las semillas indígenas son una alternativa más económica y sostenible. "No hay nada de malo en usar semillas tradicionales; de hecho, para muchas áreas marginales, estas son mucho más adecuadas", dijo Nyamongo.
Semillas bajo amenaza: la legislación de 2012
Sin embargo, los esfuerzos por proteger y promover las semillas indígenas han enfrentado barreras legales. La implementación de una ley en 2012 prohíbe el intercambio de semillas a nivel comunitario, un método que históricamente se ha utilizado para mantener la biodiversidad y reducir costos de producción. La ley establece multas de hasta 1 millón de chelines kenianos (aproximadamente 7,700 dólares) o penas de prisión de hasta dos años para quienes no cumplan con la normativa. Aunque ningún agricultor ha sido procesado aún, la restricción ha generado controversia.
Francis Ngiri, uno de los campesinos que ha desafiado legalmente esta normativa, dirige un banco de semillas indígenas en su comunidad en Gilgil, una región semiárida a 120 kilómetros de Nairobi. Su labor incluye instruir a otros agricultores en métodos de conservación tradicionales, como el uso de ceniza de madera para proteger las semillas de plagas o guardarlas en vasijas de barro.
"Hemos visto que las semillas indígenas son más resilientes y se desempeñan mejor en nuestra área, incluso con lluvias reducidas", cuenta Ngiri. "No es un retroceso, sino una oportunidad para aprovechar la sabiduría ancestral y adaptarnos a los tiempos modernos."
Defensa global de las semillas indígenas
El apoyo a las semillas indígenas no es exclusivo de Kenia. Según Patrick V. Verkooijen, presidente del Centro Global de Adaptación con sede en los Países Bajos, los gobiernos deben invertir en programas comunitarios de semillas para preservar esta diversidad genética. "Las variedades indígenas ofrecen numerosos beneficios, desde ayudar a los agricultores a adaptarse al cambio climático hasta combatir plagas y suelos pobres", explicó Verkooijen.
Sin embargo, también destacó que estas variedades pueden enfrentar desafíos fuera de sus lugares de origen, como rendimientos más bajos al ser trasladadas a áreas donde no están adaptadas. Esto resalta aún más la importancia de conservar las semillas en sus hábitats nativos, donde han evolucionado junto con las condiciones locales.
El rol del Banco Nacional de Semillas
El Banco Nacional de Semillas desempeña un papel vital al distribuir semillas tradicionales a los agricultores en momentos críticos, como períodos de sequía prolongada. Este sistema, aunque aún modesto, permite que ciertas comunidades puedan experimentar con variedades tradicionales para mejorar su seguridad alimentaria.
En última instancia, se trata de recuperar y valorar el conocimiento indígena en un momento donde las prácticas modernas tienen límites evidentes. Como concluye Francis Ngiri: "La capacidad de nuestras comunidades para resistir los desafíos climáticos está enraizada en nuestra historia y en nuestra biodiversidad. Es hora de redescubrir esa fortaleza."