Renacimiento del Carbón: Una Lucha por la Energía en la Era de Trump

La promesa de revitalizar el carbón choca con las fuerzas del mercado y la transición energética

El carbón: un símbolo de la energía tradicional en declive

El carbón, una vez la columna vertebral del suministro de energía de los Estados Unidos, está en el centro de un debate encendido sobre su viabilidad en un mundo que avanza hacia fuentes de energía más limpias. El expresidente Donald Trump, desde su primer mandato, intentó posicionarse como un defensor del carbón mientras prometía revitalizar la industria fósil e impulsar a los Estados Unidos hacia la ``independencia energética``. Durante el Foro Económico Mundial de Davos, en una intervención virtual, Trump declaró: "Nada puede destruir el carbón. Ni el clima, ni una bomba: nada. Y nosotros tenemos más carbón que nadie". Sin embargo, los analistas coinciden en que las políticas pro-carbón tendrán un impacto limitado frente a tendencias de mercado que favorecen el gas natural y las energías renovables.

La transición energética y la demanda emergente

El mercado energético estadounidense ha mantenido demandas relativamente planas durante los últimos 15 años gracias a avances en eficiencia, pero esta tendencia está cambiando. Tecnologías emergentes, como los centros de datos que impulsan la inteligencia artificial, están marcando un repunte en el consumo eléctrico. De acuerdo con el análisis de Chris Seiple, de la firma Wood Mackenzie, la demanda de electricidad para centros de datos aumentará entre un 10% y un 20% al año hasta 2030.

Mientras el tech sigue adaptándose con rapidez para suplir esta necesidad, las utilidades energéticas a menudo requieren décadas de planificación para desarrollar infraestructura nueva como plantas energéticas y redes de transmisión. Rob Godby, profesor de economía de la Universidad de Wyoming, señala: "Es muy difícil para las empresas de servicios públicos tomar decisiones de inversión en las ventanas de tiempo de una administración presidencial; incluso un salto en el consumo no revertirá décadas de bajada en el mercado del carbón".

¿Un respiro temporal para las plantas de carbón?

Si bien no parece probable que se construyan nuevas centrales eléctricas a base de carbón porque son costosas, la creciente demanda eléctrica está llevando a algunas empresas a retrasar el cierre de plantas antiguas. Este fenómeno ya se observa en Maryland, Indiana e Illinois, donde se han pausado planes de jubilación de plantas existentes.

Trump intentó facilitar estas decisiones impulsando órdenes ejecutivas que priorizaran el desarrollo fósil eliminando regulaciones ambientales impuestas por la administración de Joe Biden. Sin embargo, el carbón aún se enfrenta a competidores económicos más fuertes. El gas natural, más barato y flexible, sigue siendo el principal beneficiario del aumento en la generación eléctrica necesaria.

El papel de las reservas públicas de carbón

Las vastas reservas de carbón en tierras públicas, principalmente en la Cuenca del Río Powder en Wyoming y Montana, son un componente clave de esta discusión. Durante su mandato, Trump revirtió una moratoria sobre la venta de reservas de carbón en terrenos públicos, aunque el interés por las nuevas ventas permaneció bajo debido a la debilitada demanda global y doméstica. Los republicanos han prometido que, en el caso de volver al poder, pondrán fin a restricciones como las impuestas por Biden hacia el cierre de permisos de explotación en esta región.

Doug Burgum, nominado por Trump para la Secretaría del Interior, prometió apoyar una reversión de estas limitaciones durante su audiencia de confirmación, alegando que existe tecnología capaz de hacer el carbón más limpio, mencionando como ejemplo plantas capaces de capturar y almacenar dióxido de carbono (CO2). Sin embargo, aunque esta tecnología se utiliza en la mejora de campos petroleros antiguos, su viabilidad como solución permanente para las emisiones de plantas de carbón aún enfrenta escepticismo técnico y financiero.

El mercado internacional: un bálsamo para la industria

En el ámbito internacional, el panorama es diferente. Según la Agencia Internacional de Energía, la producción global de carbón alcanzaría un récord histórico en 2023, cercana a las 10 mil millones de toneladas. La demanda se concentra principalmente en Asia, liderada por China e India, que continúan construyendo plantas de carbón para satisfacer las necesidades de sus economías en crecimiento.

Exportadores estadounidenses han tratado de capitalizar esta demanda global, especialmente tras picos en exportaciones durante la administración Obama. Sin embargo, la falta de infraestructura portuaria en la costa oeste ha limitado la capacidad de expansión. Hubo propuestas republicanas durante el mandato de Trump para considerar bases militares como puntos de exportación de recursos fósiles, aunque estas nunca se implementaron.

Rich Nolan, presidente de la Asociación Nacional de Minería, afirmó: "Existe un fuerte apetito global por el carbón y los productores en Estados Unidos están listos para satisfacer esa necesidad". A pesar de ello, la producción doméstica de carbón en EE.UU. sigue en camino descendente, según previsiones de la Agencia Internacional de Energía.

¿Renacimiento o espejismo?

Aunque las políticas de la era de Trump otorgaron ciertos respiros temporales a la industria del carbón, las fuerzas del mercado global y la transición energética hacia opciones renovables y más limpias continúan marcando tendencia. Con costos competitivos en el gas y la expansión de alternativas como la energía solar y eólica, el futuro del carbón en el panorama energético estadounidense parece seguir enfrentándose a vientos en contra.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press