Bielorrusia, Lukashenko y Rusia: Una Alianza que Define a Europa del Este
Elecciones bajo represión, alianzas nucleares y el papel de Lukashenko como 'el último dictador de Europa'.
Un Régimen Implacable Gobernado por Tres Décadas
Alexander Lukashenko, apodado desde hace años como “el último dictador de Europa”, se mantiene firmemente al mando de Bielorrusia desde 1994. En estas tres décadas de liderazgo autoritario, ha moldeado al país según su visión, estrechando lazos con Rusia y reprimiendo cualquier forma de disidencia interna.
En las elecciones adelantadas de enero de 2025, lo que se perfila como su séptima reelección está prácticamente asegurado. Estas elecciones anticipadas fueron programadas presumiblemente para evitar movilizaciones populares masivas, favoreciendo un invierno duro que disuade las protestas. Y es que Lukashenko ha aprendido de los eventos de 2020, cuando su cuestionada victoria electoral desató las mayores protestas en la historia moderna de Bielorrusia, enfrentadas con brutal represión.
La Relación Estratégica entre Bielorrusia y Rusia
Bielorrusia, una nación de más de 9 millones de habitantes, es un país clave en el rompecabezas geopolítico de Europa del Este. Sandwiched entre Rusia, Ucrania y naciones miembros de la OTAN como Polonia y Lituania, su ubicación geográfica convierte al país en un actor estratégico crucial.
Desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, Bielorrusia se ha mantenido como un aliado cercano de Moscú. Rusia, bajo el liderazgo de Vladimir Putin, ha respaldado a Lukashenko política y económicamente, incluyendo el suministro de subsidios esenciales para mantener la economía bielorrusa. A cambio, Bielorrusia ha servido como un corredor para la invasión rusa de Ucrania en 2022 y, más recientemente, como anfitriona de armamento táctico nuclear ruso, expandiendo el alcance militar de Moscú hacia la frontera europea con la OTAN.
El Rigor de la Represión Interna
La represión de Lukashenko contra la oposición política es severa. Desde las protestas de 2020, más de 65,000 personas han sido arrestadas, incluidos activistas, periodistas y líderes opositores. Según Human Rights Watch, alrededor de 1,300 presos políticos permanecen encarcelados, muchos de ellos en condiciones extremas. Uno de los ejemplos más alarmantes es el de Ales Bialiatski, laureado con el Premio Nobel de la Paz y fundador de la organización de derechos humanos Viasna, quien está tras las rejas.
Aunque recientemente Lukashenko ha otorgado amnistías a un número limitado de prisioneros políticos, estas medidas han sido consideradas por analistas como meras maniobras simbólicas para aplacar las críticas internacionales, mientras la maquinaria represiva continúa en marcha.
Lukashenko y Su Visión del Pasado Soviético
Una peculiaridad del régimen de Lukashenko es su nostalgia por la era soviética. Bajo su gobierno, ha restaurado símbolos y políticas de aquella época. La economía de Bielorrusia sigue bajo controles centralizados al estilo soviético, mientras que el idioma ruso ha desplazado al bielorruso como lengua predominante, incluso en documentos oficiales.
Además, el gobierno de Lukashenko mantiene el temido nombre de la KGB para su principal agencia de seguridad, recordando a los ciudadanos el alcance de su poder y vigilancia. También es el único país europeo que aún aplica la pena de muerte, ejecutando a condenados con un disparo en la nuca, métodos que han sido condenados por la comunidad internacional.
Flirteos Fracasados con Occidente
A lo largo de su mandato, Lukashenko ha intentado en ocasiones mejorar las relaciones con Occidente, utilizando estas maniobras como una moneda de cambio en su negociación con Moscú. Sin embargo, estas aproximaciones siempre han sido fugaces y orientadas más a obtener concesiones económicas que a adoptar reformas democráticas genuinas.
Después de las protestas masivas de 2020, estas puertas hacia el diálogo con el Oeste prácticamente se han cerrado, y Bielorrusia enfrenta ahora sanciones internacionales por su papel en la represión interna y por su apoyo a la agresión rusa en Ucrania.
El Escudo Nuclear Ruso
El papel de Bielorrusia en la estrategia nuclear rusa se ha ampliado bajo el mandato de Lukashenko. En 2024, Lukashenko y Putin firmaron un pacto que coloca a Bielorrusia bajo el “paraguas nuclear” de Moscú. Además, el país es ahora anfitrión de armas nucleares tácticas rusas y se espera que acoja misiles hipersónicos Oreshnik, un elemento clave en la estrategia de disuasión de Rusia contra la OTAN.
Mientras Lukashenko asegura que estas medidas son necesarias para la seguridad nacional, los analistas internacionales las ven como un paso más hacia la integración de Bielorrusia en el engranaje militar ruso.
Un Futuro Bajo Control Autoritario
La elección presidencial de enero de 2025 es un capítulo más en la consolidación del régimen de Lukashenko. Pese a las críticas internas y externas, su capacidad para reprimir la disidencia, su alianza estratégica con Rusia y su control absoluto sobre las instituciones gubernamentales parecen asegurar que seguirá siendo el líder indiscutible de Bielorrusia en los años venideros.
Para muchos, el camino hacia un cambio democrático en Bielorrusia enfrenta desafíos casi insuperables bajo este clima de control autoritario y la influencia directa del Kremlin.