Mauricio Funes: De héroe político a símbolo de controversia en El Salvador

El expresidente salvadoreño que pasó de ser una promesa de cambio a enfrentar múltiples condenas por corrupción y acuerdos con pandillas.

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Un ascenso meteórico

Mauricio Funes, nacido el 18 de octubre de 1959 en San Salvador, inició su carrera profesional como maestro en escuelas católicas y posteriormente alcanzó notoriedad como periodista. Reconocido por su enfoque crítico y entrevistas incisivas en su programa de televisión, cobró prestigio como corresponsal de CNN entre 1991 y 2007, obteniendo numerosos premios. Su transición de periodista a político fue posible gracias al llamado del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), un partido nacido de la guerra civil salvadoreña, que buscaba proyectar una imagen moderada tras décadas de lucha armada.

En 2009, Funes se convirtió en presidente de El Salvador al vencer al candidato de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), partido que había dominado la política del país desde 1989. Funes representaba una figura fresca, desconectada de los conflictos directos de la guerra civil, lo que generaba esperanza en un país marcado por el conflicto.

Su presidencia comenzó con elogios, incluyendo los del entonces Cardenal Gregorio Rosa Chávez, quien lo describió como un líder “tenaz” dispuesto a confrontar los problemas del país. Sin embargo, con el paso de los años, su mandato se vio empañado por controversias ligadas a la corrupción y medidas cuestionables.

Los escándalos que marcaron su presidencia

La reputación de Funes comenzó a desmoronarse cuando surgieron acusaciones de corrupción y vínculos con las pandillas del país. Uno de los momentos más polémicos de su mandato fue la negociación de una tregua con líderes de pandillas encarcelados, en la cual se ofrecieron beneficios carcelarios a cambio de una reducción en los homicidios. Aunque inicialmente la medida fue celebrada por disminuir la violencia, posteriormente se conoció que los acuerdos involucraban concesiones cuestionables que dañaron su credibilidad.

Además, emergieron acusaciones de desvío de fondos públicos por un valor de hasta $351 millones. Este escándalo consolidó la desilusión de muchos salvadoreños que alguna vez lo vieron como un símbolo de cambio.

El exilio en Nicaragua y la protección de Ortega

En 2016, al enfrentar múltiples procesos judiciales, Funes huyó a Nicaragua, donde recibió la protección del presidente Daniel Ortega. Ortega lo acogió otorgándole ciudadanía nicaragüense, lo que le permitió evadir la extradición a El Salvador para enfrentar las condenas en su contra.

La huida de Funes y una serie de juicios en ausencia culminaron con varias sentencias condenatorias, incluyendo una pena de 14 años en 2023 por la mencionada negociación con pandillas y una condena de 8 años por aceptar un avión como soborno en un contrato de construcción.

El FMLN en caída libre

El legado de Funes también impactó gravemente al FMLN, un partido que alguna vez representó la esperanza de cambio para El Salvador. Luego de ganar nuevamente en 2014 con Salvador Sánchez Cerén, el FMLN fue perdiendo influencia hasta quedar sin representación en la Asamblea Legislativa tras las elecciones de 2021. Esta caída refleja la pérdida de confianza de los salvadoreños en el partido tras los escándalos acumulados durante las administraciones de Funes y Sánchez Cerén.

Las tensiones con Nayib Bukele

En los últimos años, Mauricio Funes y el actual presidente de El Salvador, Nayib Bukele, intercambiaron frecuentes críticas en redes sociales. Si bien Bukele impulsó investigaciones y procesos judiciales contra Funes, también ha sido acusado de mantener sus propias negociaciones con pandillas. No obstante, Bukele logró posicionarse como un líder firme al lanzar una agresiva ofensiva contra el crimen organizado, lo que le ha ganado apoyo popular, en contraste con las decisiones cuestionables tomadas por Funes.

Un final marcado por las sombras

Mauricio Funes falleció el 21 de enero de 2025 en Nicaragua, donde pasó sus últimos años bajo la sombra de las acusaciones y procesos que siempre negó, atribuyéndolos a persecución política. Su historia refleja la complejidad de la política salvadoreña, donde promesas de cambio pueden transformarse en desilusión para una población que aún busca superar décadas de conflicto.

Si bien su figura queda marcada por los escándalos, también plantea interrogantes sobre el delicado equilibrio entre justicia, poder y legado en una nación que sigue buscando su camino hacia un futuro más estable.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press