Una Gaza en ruinas: devastación tras 15 meses de guerra entre Israel y Hamas
La tregua temporal permite vislumbrar la magnitud de la destrucción en Gaza mientras emergen acusaciones de posibles crímenes de guerra.
La devastación: un panorama apocalíptico
En la Franja de Gaza, la tregua temporal después de 15 meses de lucha entre Israel y Hamas deja un escenario devastador. Las imágenes de drones capturan un paisaje desolado: montañas de escombros que se extienden hasta donde alcanza la vista, marcando el costo humano y material del conflicto más largo y mortal entre estas dos partes en décadas.
Hussein Barakat, un residente de Rafah cuya casa de tres pisos quedó reducida a escombros, describió la situación con tristeza: “Se ha convertido en una ciudad fantasma. No queda nada aquí.” Muchos desplazados que esperaban regresar a sus hogares ahora dudan al ver que no hay nada a lo que volver, debatiéndose entre permanecer en refugios temporales o reconstruir desde la nada.
Las cifras alarmantes
El Ministerio de Salud de Palestina estima que, desde el inicio del conflicto tras el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, más del 90% de la población de Gaza se ha desplazado. Más de 800 palestinos han muerto en redadas israelíes en Cisjordania, mientras que la cifra en Gaza es aún más elevada.
Por su parte, la ONU informó que durante los primeros días de la tregua, 915 camiones llenos de ayuda humanitaria ingresaron al territorio, superando significativamente el objetivo de 600 camiones acordado en el cese al fuego. Sin embargo, Tom Fletcher, jefe humanitario de la ONU, advirtió que las necesidades son inmensas: más de dos millones de personas, la mitad de ellos niños, dependen de esta asistencia para sobrevivir.
Los efectos del conflicto militar
Las tácticas empleadas por Israel han sido motivo de controversia a nivel internacional. Según expertos, la estrategia incluyó bombardeos aéreos, invasiones terrestres y la destrucción de infraestructura bajo la cual Hamas operaba sus redes de túneles militares. Estas operaciones resultaron en daños masivos a edificios, hospitales, escuelas y cementerios, muchos de los cuales eran utilizados, según Israel, con fines militares.
Michael Milshtein, exoficial de inteligencia del ejército israelí, explicó: “Cuando se destruye un túnel militar que pasa por áreas urbanas, inevitablemente se dañan las estructuras sobre él. No hay otra manera de destruirlos.” Aun así, organizaciones como Human Rights Watch han señalado que esta destrucción sistemática podría constituir un crimen de guerra, acusación que Israel ha negado rotundamente.
Esfuerzos internacionales y reclamos de justicia
La comunidad internacional está vigilante. Amnistía Internacional y otras ONG han denunciado que la destrucción en Gaza sugiere una intención de desplazamiento permanente de su población. Israel, por su parte, argumenta que las acciones militares eran necesarias para combatir la amenaza de Hamas en un entorno urbano extremadamente complejo.
La creación de zonas de amortiguamiento por parte de Israel, alrededor de un kilómetro dentro de Gaza, también ha supuesto la demolición de vastas áreas urbanas. Amir Avivi, un general retirado israelí, defendió esta medida como una “necesidad operativa” y negó que se hayan derribado zonas civiles de manera indiscriminada.
Un futuro incierto para Gaza
Hoy, Gaza enfrenta un largo y arduo camino hacia la reconstrucción. Con daños masivos en la infraestructura y miles de heridos que requieren atención médica especializada, se estima que podrían pasar décadas antes de recuperar algo de normalidad.
Dentro de este panorama sombrío, aún queda una pregunta fundamental: ¿cómo prevenir que una tragedia humana de esta magnitud ocurra nuevamente? Mientras tanto, Gaza permanece como un recordatorio de los costos incalculables de un conflicto perpetuo y no resuelto.