Impacto Persistente del COVID-19: Historias de Precaución y Resiliencia
Mientras el mundo avanza hacia la normalidad, muchas personas aún enfrentan desafíos profundos debido a problemas de salud subyacentes y las secuelas de la pandemia.
El costo de vivir bajo el riesgo constante del COVID-19
Susan Scarbro observa con atención el carril de bolos, lista para derribar los pinos lejanos. Un sonido la saca de concentración: ¿fue una tos? Para la mujer de 55 años que enfrenta múltiples trastornos inmunológicos, cualquier exposición podría significar una amenaza seria. "Cualquier minuto, alguien podría toser, casualmente, y esa tos podría ser lo que me enferme", dice Scarbro desde Sunset Beach, Carolina del Norte.
Este mes marca el quinto aniversario del primer caso confirmado de COVID-19 en los EE. UU. Aunque la fase de emergencia de la pandemia terminó en mayo de 2023, el virus sigue siendo una fuerza gobernante en la vida de personas como Scarbro. Estas personas se apegan a medidas como mascarillas, aislamiento en burbujas familiares y monitoreo de la ventilación en espacios cerrados usando monitores personales. Muchos también comparten información en línea sobre el peligro de infecciones repetidas y las afectaciones cognitivas del virus.
Scarbro encuentra conexión social en su liga local de bolos, pero incluso allí siente un cambio: "Antes había más respeto y comprensión; ahora, la gente ya superó esto y espera que yo también haya superado todo, pero no entienden lo que implica para alguien con mi condición".
Personas protegidas y precauciones extremas
Muchas de las personas que aún toman precauciones estrictas no están enfermas ellas mismas, pero protegen a familiares vulnerables. Steve Alejandro, en Wentzville, Missouri, cambió de carrera para trabajar desde casa y cuidar de su esposa, Ashley, quien padece encefalomielitis miálgica. "Tiene buenos días de apenas cuatro horas, y haría cualquier cosa para proteger esas cuatro horas", afirma Steve.
Durante la pandemia, Steve dejó su trabajo previo y comenzó a vender libros antiguos en línea. Sus tres hijos nunca volvieron a la escuela presencial tras el confinamiento inicial y continuaron sus estudios en casa. "Nos hemos unido mucho como familia", comparte, "Esta fue una decisión que tomamos y podemos decir que hemos ganado con ella".
La vida social rediseñada
Muchas otras personas también han transformado sus dinámicas sociales para minimizar riesgos. Las hermanas Jacqueline y Alexa Child, residentes en Denver, mantienen precauciones como usar mascarillas en conciertos y optar por comer al aire libre. Ambas han lanzado una aplicación de citas llamada "Dateability", destinada a personas con discapacidades o enfermedades crónicas, donde cerca del 10% de los usuarios muestran el distintivo “COVID Cautious”.
"Queremos evitar la parte de aislamiento que suele venir con una discapacidad. Ser social es importante por nuestra salud mental", señala Jacqueline.
El dilema del regreso a la normalidad
Para muchos en la comunidad inmunocomprometida, como Scarbro, el regreso de la sociedad a la "normalidad" es un recordatorio constante de los desafíos que enfrentan. Jorey Berry, CEO de la Immune Deficiency Foundation, subraya que "mientras el resto del mundo vuelve a sus vidas normales, nuestra comunidad no tiene ese lujo".
Scarbro y su familia siguen enfrentando obstáculos para continuar con sus precauciones. "Sé que la gente ya superó todo esto, y respeto eso", dice, "pero lo único que hace es complicar más las cosas para mi familia y para mí".
¿Qué nos enseña esto sobre empatía y comunidad?
Historias como las de Scarbro, los Alejandro y las hermanas Child muestran cómo la pandemia, aunque ha dejado de ser una emergencia sanitaria global, continúa afectando profundamente las vidas de personas con condiciones preexistentes o familiares vulnerables. También abren preguntas sobre la empatía societal, nuestra disposición a cuidar unos de otros y cómo mantenemos nuestras conexiones humanas ante desafíos de esta magnitud.