Es natural asociar el término "conducta" con el comportamiento que se expresa ante una situación; por lo que es un hecho que rige de cierta forma a la vida y la misma puede ser observable no sólo en humanos, sino también en animales. Pero me atrevería a decir que en humanos la conducta es muy particular y variable, debido a que los comportamientos y/ó actitudes en nosotros son netamente influyentes y a la vez influenciables, esto hablándolo en todos los ámbitos.

La conducta alimentaria es un ejemplo de la particularidad del proceder del humano ante una situación tan natural como lo es la alimentación. Para hablar de conducta alimentaria en el hombre, no pude evitar compararnos con los animales y es sorprendente las diferencias existentes en cuanto a la respuesta alimentaria que nos caracteriza.

¿No es acaso la alimentación una respuesta ante un estímulo fisiológico como lo es el hambre? Así es, pero puedo osar en afirmar que los humanos no sólo respondemos ante el hambre "alimentándonos" sino que manifestamos varias conductas en su mayoría aprendidas, que en cierta forma afectan la alimentación en sí; por ejemplo, el ¿Qué comemos? ¿Cómo lo comemos? ¿Cuánto comemos? ¿Cuánto nos tardamos en comer?  (Entre otras cosas) puede cambiar la respuesta del simple ¿Por qué comemos? Difiriendo muchas veces en que sea por estricta necesidad fisiológica (que es la respuesta a la última pregunta)

Para comentar un ejemplo sencillo: Nunca veremos a una gallina comiéndose medio litro de helado de chocolate viendo el televisor porque su novio el gallo le ha roto el corazón. Es decir, muchos seres vivos "no humanos" no se comportan ante la alimentación de cierta forma, sino que la misma alimentación es un acto para satisfacer una necesidad primitivamente instintiva, que debería funcionar y ser así también (en teoría) para el humano.

Pero bueno, el hombre tiene que asumir su cuota de responsabilidad, tenemos la palabra y el raciocinio de por medio que indudablemente nos afecta. Aunque soy partidario de que si nos tocó ser los más "evolucionados" de la especie no deberíamos permitir que ciertos factores puedan afectar nuestra respuesta hacia algo tan simple y vital como lo es la alimentación.

Hablando de estos factores es importante mencionar algunos, por lo que aquí caracterizo tres de los que me parecen más importantes:

Ambiente

Que parte desde la misma disponibilidad de alimentos en la región donde se vive hasta la posibilidad económica de obtenerlos. También con todo lo que nos rodea en el momento de alimentarnos, donde lo hacemos, con quién lo hacemos, en qué momento y cuanto tiempo nos tomamos para hacerlo. El ambiente es muy variable, es por ello que nos alimentamos en función al mismo. Por ejemplo, no solemos comer de la misma forma cuando estamos en casa que cuando viajamos, o en un caso sencillo nuestra forma de comer difiere mucho cuando comparamos los días laborales con los días sábado o domingo. ¿Hasta qué punto podemos permitir que el ambiente interfiera en nuestros hábitos/conductas?

Patrones sociales

Los humanos somos una esponja y es que captamos todos los comportamientos que nos rodean como modelo conductual y lo cierto es que desde pequeños somos muy perspicaces en imitar toda estructura que se nos presenta, en especial lo que en materia de alimentación se trata. Lastimosamente el medio externo no colabora en lo absoluto en instruir adecuadas respuestas ante la alimentación, a menudo muy asociadas a cultura, modas, estética, emociones, premio y/ó recompensas. Se le suele instruir a los infantes que la alimentación debe estar vinculada a situaciones que van más allá del instinto básico, como lo son las emociones.

Condición biomédica o impedimentos

En muchos casos algunas enfermedades pueden influir de manera importante a que cierto individuo se comporte de una determinada forma frente a la alimentación. Este factor particularmente se asocia a patologías que van desde las psiquiátricas hasta las neoplásicas o cualquier padecimiento que comprometa algún sistema fisiológico, esto aunado a que es común notar que un individuo enfermo estará anímicamente menos dispuesto para alimentarse que uno sano entre comillas. Indudablemente este factor también de cierta forma tiene que ver con el anterior.

Para concluir el mensaje se resume en que si bien somos entes sociables que nos relacionamos, es vital estar alerta en captar modelos de conductas alimentarias que no comprometan la necesidad más básica, vital y primitiva: la alimentación en sí misma.

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