Humildad, respeto, sentido de equipo: El Uruguay de Tabárez

Humildad, respeto, sentido de equipo: El Uruguay de Tabárez

NIZHNY NVGOROD, Rusia (AP) Buenos días a todos. Así empiezan indefectiblemente todas las conferencias de prensa de los jugadores de Uruguay, sin importar el nombre. Puede ser un suplente que da sus primeros pasos en la selección celeste o un astro de la talla de Luis Suárez o Edinson Cavani.

Es un gesto que no deja de llamar la atención en el mundo del fútbol, con todos los egos y los desplantes de figuras que ganan millones de dólares. Y que genera de inmediato una sensación de civilidad que trasciende el deporte.

Detrás de ese pequeño gesto hay un nombre: Oscar Washington Tabárez, el técnico que revolucionó el fútbol uruguayo, que cambió la imagen del jugador charrúa, otrora conocido por su garra y sus infracciones, hoy ejemplo de buen comportamiento _al frente de la tabla de fair play con una sola tarjeta amarilla_ y que ha logrado resultados increíbles en 12 años al frente de la selección.

Semifinalista en el 2010 en Sudáfrica, cayó en octavos de final hace cuatro años en Brasil después de quedarse sin Suárez y tras haber derrotado a Italia e Inglaterra en la primera fase. Y ya está en los cuartos de final de Rusia, luego de eliminar al Portugal de Cristiano Ronaldo.

Los grandes resultados son producto de un proceso que empezó en el 2006 encabezado por Tabárez, que busca no solo éxitos deportivos sino también producir buenos ciudadanos.

Humildad, respeto, entrega y sentido de equipo. Esos son los pilares de la filosofía de Tabárez, que se empiezan a inculcar desde las selecciones juveniles. Tabárez, quien en alguna época fue maestro, por lo que en Uruguay le llaman con ese apodo, supervisa no solo la selección mayor, sino también las que tienen límite de edad, y pone énfasis en esos pilares desde que se comienza a trabajar con chicos de 13 y 14 años.

Obligamos a los chiquilines de 13 años a saludar, a agradecer al utilero que les da la ropa, al mozo que les retira el plato. Hay que agradecer, dijo Tabárez en una entrevista televisiva hace un par de años.

"Cuando se tiene la suerte de ganar, hay que hacerlo sin estridencias. Cuando nos toque perder, que sea con dignidad. No hay que valorar las cosas únicamente a través de los resultados, las cosas tienen valor por sí mismo", declaró el técnico de 71 años después de la victoria sobre Portugal.

O, como dijo ante una multitud que recibió al equipo tras el mundial del 2010, el camino es la recompensa.

Junto con la humildad y el esfuerzo, Tabárez enfatiza el respeto. Del jugador hacia los demás y de los demás, sobre todo el cuerpo técnico, hacia el jugador.

Hay que tener coherencia. El conductor del grupo tiene que procurar que haya mucha sintonía entre lo que dice y lo que hace. El futbolista sabe cuándo un entrenador dice algo y hace otra cosa, enfatizó el estratega. Siempre hay competencia por ganarse un lugar en el equipo, pero las cosas resultan más fáciles cuando te han dado las reglas y todo se hace en base a nuestra palabra sagrada en el cuerpo técnico que es el respeto.

Esta filosofía es la que formó a jugadores de elite como Suárez, Cavani y Diego Godín, el capitán del equipo.

Y la que hace que un goleador nato como Suárez se esfuerce por hacer anotar a otro artillero de casta como Cavani, al que se le estaba negando el gol. En más de una ocasión Suárez pudo buscar el arco en este mundial, pero prefirió ceder a Cavani, quien marcó tres goles en los dos últimos partidos de Uruguay, incluidos los dos de la victoria contra Portugal. Uno de ellos por pase de Suárez.

El legado de Tabárez trasciende el fútbol.

Siento una gran comunión con esta selección, manifestó Ignacio Dufort, un uruguayo que vive en Estocolmo y que vino a Nizhny para estar cerca de la selección. El técnico Tabárez lleva adelante un proceso muy serio desde hace 12 años que es un gran ejemplo para el país.

Los resultados logrados por Tabárez son sorprendentes si se tiene en cuenta que Uruguay es un país de 3,4 millones de habitantes, sin demasiados recursos.

Y son producto de "la convicción, cohesión grupal, de saber para qué jugamos, señaló el Maestro. Y de la entrega. "Los jugadores deben traer al vestuario el cansancio y la victoria. El cansancio de haberlo dejado todo ahí fuera. Eso se ve en la cancha, no se guardan nada".

Uruguay regresaba el domingo a su sencilla concentración de Nizhny Nóvgorod y el lunes reanudará el trabajo para preparar el choque con Francia.

Como le gusta a su conductor, sin estridencias.

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El reportero Leonardo Haberkorn colaboró en este despacho desde Montevideo.

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