Es difícil resistir la tentación de traerse un recuerdo o un souvenir, la idea es que sea un objeto que realmente represente al lugar del cual proviene. Evitando que sea un simple adorno, debería ser un objeto relacionado íntimamente a la vida de un pueblo. Para quienes viajan a la India, China o Nepal existe concretamente esta posibilidad, porque allí, cualquier persona puede adquirir una thangka.

Las llamadas "thangkas tibetanas" son pinturas religiosas realizadas sobre tela (generalmente seda) rectangulares y de diversos tamaños. La temática de esta suerte de tapices, que suelen verse colgados en las paredes de monasterios budistas y santuarios privados, es variada. Su espectro va desde la religión, la historia hasta el folklore oriental. Los thangkas gozan de gran popularidad: los asiáticos las usan arrolladas al cuerpo.

No deja de llamar la atención esta costumbre de vestirse de enciclopedia tibetana; en estos lugares, salir a la calle implica cruzarse con gente que anda cubierta con detalles de ciertos aspectos de la astronomía, el calendario o incluso la farmacología tradicional, Buda o la Rueda de la Vida.

Una de las características distintivas de estas obras es que están pintadas de ambos lados. Mientras al frente pueden ofrecernos, por ejemplo, la imagen de uno de los cuatro Guardianes de la Sagrada Ley, en el reverso, tan cuidadosamente trabajado como su contracara, quizás pueda leerse un mantra u alguna otra fórmula consagrada. No sólo se las elabora con pintura, también hay thangkas bordadas y diseñadas con un método similar al del patchwork, cosiendo o pegando retazos de colores.

Como las thangkas constituyen el medio a través del cual se evocan y se hacen presente en la vida diaria los altos ideales del budismo, no hay en ellas ningún elemento improvisado, ni que aparezca por puro azar o capricho del artista.

Podemos preguntarnos si la naturaleza verdadera  de toda la realidad puede ser expresada en una tela, y, aunque no tengamos respuesta, se puede estar seguro que sea como sea, una thangka siempre será mucho más que un souvenir.

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