Es usted el delantero con mejores condiciones al que he entrenado Marcelo Bielsa, que entrenó a Batistuta y Crespo, a Aritz Aduriz:

En el fútbol negocio no se valoran lo suficiente a tipos con sentido común como Aduriz. No tienen marketing y son tremendamente infravalorados. Ahora parece más importante tener un asesor de imagen o un community mánager en red social que sentir la camiseta. Sus acciones como ariete deberían ponerlas en las escuelas a los futuros delanteros. En unos meses el jugador del Athletic cumplirá 36 años, sin embargo vive su mejor etapa como futbolista. Su conocimiento del juego va en aumento. Cada año que pasa agrega más recursos a su arsenal de movimientos como delantero y bate todos sus registros personales.

Con 27 años anotó 9 goles, con 28 años marcó 11 goles, con 29 años marcó 13 goles, con 30 años marcó 16 goles, con 31 años marcó 9 goles, con 32 años marcó 18 goles, con 33 años marcó 18 goles, con 34 años marcó 26 goles, con 35 años marcó 37 goles. Sus datos son apabullantes. Su edad es sólo un número y el gol es su vida. A ese ritmo con 52 años meterá 64 goles. Bromas aparte, esta temporada ya ha anotado 10 goles, y en el último partido de la Europa League marcó la friolera de cinco goles. Ahora mismo no hay otro delantero en el mundo que rentabilice mejor sus condiciones como Aduriz, que como los sabios desecha todo lo superficial con el paso de los años.

Aduriz ha llegado a su plenitud futbolística cuando muchos comienzan el ocaso de sus carreras. Y su ejemplo debe servir a más jugadores profesionales. Uno de ellos: Cristiano  Ronaldo. Si a Aduriz todo le cuesta menos con la edad, a Cristiano, de momento, le está costando todo mucho más este curso. El delantero portugués se desespera con frecuencia y su incidencia en el juego pasa desapercibida.

Como explica el escritor Juan Villoro: "En la cultura de masas, la vanidad funciona. Si Mick Jagger fuera humilde, los Stones tocarían en un garaje". No hay un ídolo que se asemeje tanto a los tiempos líquidos de individualismo desaforado que vivimos que Cristiano Ronaldo. Una máquina del trabajo físico, que llega al entrenamiento el primero y se va el último para intentar ser el número uno, que tiene una imagen de díscolo, una actitud pública desafiante y una pose arrogante. Es un héroe hecho a imagen y semejanza de la posmodernidad. No hay tampoco un delantero tan poco superfluo que Aritz Aduriz. Un futbolista que siempre celebra los goles como antaño: apretando fuerte el puño y abriendo los brazos. "Muchos futbolistas celebran sus goles con chulerías, yo abro los brazos en señal de abrazo con mi afición", explica el delantero del Athletic.

Si CR7 es el futbolista de este tiempo, Aduriz es un futbolista de otros tiempos antiguos en los que los espejos, los secadores de pelo, los móviles y los jacuzzis no habían entrado todavía en los vestuarios de Primera División. Aduriz no presume de torso, sino que está hecho de resiliencia: el dolor de las molestias de una pubalgia le han hecho más fuerte.

El sueño de Aduriz no es ganar el Balón de Oro y gritar ¡SÍ! o ganar la Champions y sacar sus abdominales. Su único sueño es sacar y montar por fin en la gabarra. Aduriz  y Cristiano son contemporáneos, pero viven en tiempos distintos.  

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