En un plebiscito con escasa participación, Colombia le dice "No" al acuerdo de paz

Contra todos, o al menos la mayoría de los pronósticos y encuestas que daban una victoria del "SÍ", pero sobre todo contra la mirada esperanzada del mundo, este domingo el pueblo colombiano optó por no ratificar el acuerdo de paz al que, tras 4 años de arduas negociaciones, habían llegado el actual gobierno colombiano y las FARC.

En una jornada singularmente marcada por el abstencionismo, en la que menos de 40 de cada 100 personas habilitadas fue a votar, la opción por el "No" obtuvo el 50,23% de los sufragios, contra un 49,77% del "SI".

Llama la atención, sobre todo, el escaso número de votantes que acudieron a expresarse en las urnas, siendo que, tal vez, este plebiscito haya sido la elección más importante para Colombia en el último medio siglo. La elección en la que, lejos de elegir un gobierno y renovar autoridades electivas, los colombianos tenían para expresarse políticamente acerca de un acuerdo de paz -histórico por donde se lo mire, guste o no guste-, entre el Estado y el grupo guerrillero más antiguo y poderoso en Latinoamérica. En principio, razón más que suficiente para volcarse en masa a las urnas por cualquiera de las dos opciones.

También llama la atención la forma en que fallaron las empresas consultoras de opinión pública. Casi todas ellas vaticinaban un triunfo ajustado del "SI" y un nivel de participación en el entorno del 70% de habilitados.

Tal vez, esta misma sensación de triunfo asegurado del "SI", no solo expresado por las encuestas, sino también por el masivo apoyo recogido por el acuerdo de paz en el exterior, fue lo que generó la desidia masiva en el pueblo colombiano.

En todo caso, el resultado es un duro revés para las FARC y -sobre todo- para el Presidente Santos, no solo por el tiempo y energía que invirtió en las negociaciones primero y en la campaña por el "SÍ" luego; sino porque además, su gran rival político, el ex Presidente Uribe, terminó siendo el gran ganador de la jornada de ayer.

No obstante, estos 4 años de negociaciones parecen haber cultivado una buena semilla. Las primeras declaraciones, tanto de los voceros de las FARC como del gobierno colombiano, han sido de mesura, seguir apostando al diálogo, y ver que lección se saca de esto y como se sigue construyendo este complejo y lento proceso de paz, que ayer tuvo un nuevo frenazo, pero que -inexorablemente- volverá a germinar en la fértil tierra colombiana.

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